Claudia SAGREDO*

Siempre he creído que el arte está lleno de misterio, de ilusión, de amor, de aventuras, para mí el arte es la expresión de vivir al extremo la vida. Si se ama se ama con locura como el beso de Klimt adornado con hojas de oro en la posteridad, si se sufre se hace como Saturno devorando a su hijo a las pinceladas de Goya. Todo es extremo o no es nada, pero ¿todo está justificado por el arte?, ¿por la inspiración?, ¿por la traición a la originalidad?

Hoy hablaremos de uno de los grandes, de este artista, que en lo personal admiro gracias a las historias que tengo de personas que lo conocieron como el fotógrafo David Douglas Duncan que en la inauguración de la exposición: Picasso revelado por David Douglas Duncan llegó con su bastón a golpear una de las esculturas de mono hecha con diferentes elementos de la cotidianeidad tales como un carrito de juguete y un atizador. Y sonriendo saludó a su viejo amigo y nos comentó: ¿Sabían que Pablo sólo permitía el acceso de niños en su estudio? No dejaba que algún adulto estuviera en su espacio creativo, ya que creía que los niños no destruyen ellos crean, son los únicos que a través de sus ojos ven el arte en su forma. Por ello, se decía que Picasso se educó para pintar como un niño para poder llegar a su máxima expresión artística.

Con esta primicia del gran exponente del arte cubista, ¿me creerías si te digo que Pablo robó dos piezas del Louvre? ¡Escándalo en la ciudad parisina llena de romances, de bohemia, de nuevos artistas, de tranvías y hasta de una taxista como parte de la modernidad! Este hurto buscando la inspiración artística va desde 1904 cuando el Museé d’ Louvre decide iniciar a invertir en el arte ibérico, adquiere varias piezas, entre ellas dos bustos ibéricos, mismos que desde que se encontraron en salas de exhibición llamaron la atención de Pablo Picasso, quien se presume hizo un trato con su gran amigo Apollinaire para que el estafador belga Honoré Joseph Géry Pieret, secretario de Apolinaire, sustrajera las piezas del Louvre.  Y aquí uno piensa, ¿esto es una misión estilo la serie de Lupin? En donde toda la tecnología y la seguridad es evadida con grandes actos de peripecia de un ladrón de guante blanco, pues lamento informarles que en 1900 los sustrajos del Louvre eran el pan de cada día, ya que las piezas se colocaban sin mayor seguridad, en este caso se presume que las dos piezas no eran valoradas en su colección y que más que ser una sorpresa la sustracción era el reporte del día a día. ¡Qué tiempos aquellos! ¿Habrá sido una forma de expresar que el arte es para todos?

Lo que sí es una prueba comprobable es que estas piezas sirvieron de “inspiración” para las “Las señoritas de Avignon” (Les Demoiselles d’Avignon) que es uno de las primeras expresiones cubistas del artista. Esta pieza que actualmente puede visitar en el MoMA de la ciudad de Nueva York nos retrata la vida nocturna de Barcelona, en donde los excesos eran parte del día a día, son cinco mujeres que se dedican a la prostitución y que en esta ocasión son retratadas al estilo cubista. Sus caras se asemejan a las esculturas extraídas en el Louvre que ahora vivían en el closet de Picasso siendo inspiración de una de las corrientes más disruptivas en la historia del arte.

Posteriormente en el robo de la Mona Lisa, el pobre de Picasso fue detenido e interrogado por ser sospechoso con su amigo Apollinaire del “robo del siglo” después de unos días fue liberado al no encontrar lazos vinculantes con este delito. Al final, la Mona Lisa es más un estilo clásico para nuestro Picasso ¿no lo creen así?

Y tú, ¿qué pieza robarías por inspiración?

 

* Mercadóloga y gestora cultural enfocada en autogestión de recursos y relaciones públicas

 

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