- Recibe la Maestra Ifigenia Martínez la Medalla Belisario Domínguez.
Nora VILLEGAS*
CDMX. – “¿Qué hubiera hecho don Belisario Domínguez de haber vivido en nuestros días?” preguntó Jaime Sabines al Senado de la República aquel 7 de octubre de 1994, cuando recibía la Medalla que lleva el mismo nombre; tan solo una semana después del asesinato del licenciado Ruíz Massieu. En voz alta se preguntó también si don Belisario Domínguez “¿Habría pensado en ahorrar vidas humanas y hubiese retado el (sic) comandante Marcos a un duelo personal, en una especie de ruleta rusa, como lo hizo con el Presidente de San Cristóbal en su tiempo?”.
Desde que era Diputado, para Sabines el anatema de Don Belisario Domínguez no era solo en contra de la usurpación y el crimen cometido por Victoriano Huerta, era en defensa de la ley, “del orden de las instituciones [y] de todo lo que el hombre ha creado para vivir en una sociedad humana”, recuerda la historia en voz de Don Belisario.
Médico de profesión, Belisario Domínguez, es considerado por la cúpula política mexicana como un reformador político y social, de carácter reformador, basado en valores de igualdad, democracia y defensa de los más pobres. Su lucha se pronunciaba abierta y directamente contra del golpe de estado de Victoriano Huerta y su denuncia en la tribuna, en contra de las atrocidades que éste cometía.
Desde la Tribuna, llamó al gobierno de Huerta ilegítimo, asesino y traidor por “sembrar la paz a un costo de muerte, por su ilegalidad e ilegitimidad, por su ineptitud y su maldad”. Huerta instruyó el secuestro y asesinato del doctor y ante la negativa de retirar la petición de realizar una investigación a fondo, Huerta disolvió el congreso y encarcelo a 110 congresistas, dando otro violento golpe de estado.
La enseñanza sublime de arrojo y valentía que dejó Belisario Domínguez para la defensa de las libertades se invoca cada 7 de octubre, cuando se entrega en el Senado la presea a mexicanos que se hayan distinguido por su “ciencia o virtudes en grado eminente, como servidores de la Patria o de la humanidad”, como establecen las reglas de la entrega.
El escenario de este 7 de octubre de 2021 en el Senado pretendía ser, por decir lo menos, aberrante, gracias a la senadora Lily Téllez, que lejos de entender la lucha política, el servicio social y la denuncia política que se celebra en cada entrega de esta presea, planeaba “hacerle frente” al presidente, Andrés Manuel López Obrador cuando llegara a acompañar a la Maestra Ifigenia a recibir la presea.
Prudente, el presidente no accedió a permitir que eso sucediera y decidió no asistir, enviando una carta extendiendo una disculpa y explicando la razón por la que en su ausencia, envíaba una representación del gobierno federal que a la letra dice: “no estaré presente en dicha ceremonia, porque una legisladora del bloque conservador está convocando a que se me falte al respeto y considero que no debemos caer en ninguna provocación que ayude a la élite del poder económico y político ni a sus empleados y voceros.”.
¿Qué será lo que ha tenido que suceder en nuestro país para que in memoriam de un ilustre héroe nacional, defensor de la libertad y la justicia, que pensaba que el progreso estaba en manos de ciudadanos conscientes, libres y sin tutelas, cuyo principio máximo era “vencerse a sí mismo”, acuda al Senado una senadora como Lily Téllez, portadora y defensora de la ideología más conservadora de la que se ha tenido registro y que pretende encarar al presidente López Obrador, precisamente para intentar empujar las acciones y decisiones del Ejecutivo, de la izquierda hacia la derecha?.
Buena fue la decisión de López Obrador, de no asistir al sin sentido de una manifestación estéril y un espectáculo nefasto de una persona que se pronuncia desde la tribuna ultraderecha del Senado. Habrase visto semejante desatino en la entrega de la Medalla Belisario Domínguez a quien la merece por ser catedrática, economista, política de gran trayectoria como la Maestra Ifigenia Martínez, una periodista de medio pelo, de política exhibicionista tratando de reclamar al presidente no apoyar las políticas neoliberales del partido que la respalda. Si AMLO lo hubiera permitido, prestándose a ese chiste, Don Belisario Domínguez se volvería a morir.
* Periodista egresada de la UNAM. Amplia experiencia en el campo laboral más por necesidad que por convicción. Amante apasionada de las causas perdidas, de las buenas historias, de la vida, la libertad y sus enjuagues.