Alfredo MARTÍNEZ DE AGUILAR
- Condenamos la agresión al periodista Esaú Zavaleta y el atentado a la Libertad de Expresión en Huatulco, al denunciar la destrucción de las calles por la proliferación de baches, realidad a la que no es ajena la propia capital oaxaqueña.
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Demandamos la intervención de la Defensoría @DDHPO y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos @CNDH, y de los organismos nacionales e internacionales defensores de los derechos humanos y de la Libertad de Expresión @A19libertad, @RSF_esp y @CPJAmericas.
La libertad de expresión es un pilar fundamental de toda sociedad democrática. Permite el flujo de ideas, la crítica constructiva y el debate público, elementos esenciales para el desarrollo social, político y cultural de cualquier nación.
En este contexto, el trabajo de los periodistas es crucial, ya que son ellos quienes divulgan información, denuncian verdades ocultas y dan voz a aquellos que a menudo no tienen oportunidad de ser escuchados.
Sin embargo, en diversas partes del mundo, y especialmente en regiones con alta inseguridad y violencia como Oaxaca y México, los periodistas enfrentan amenazas y agresiones que buscan silenciar su labor y coartar el ejercicio pleno de la libertad de expresión.
Como Secretario de Asuntos Globales de Comunicadores Por la Unidad y cofundador del Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores, condenamos la agresión al periodista Esaú Zavaleta y el atentado a la Libertad de Expresión en Huatulco, al denunciar la destrucción de las calles por la proliferación de baches, realidad a la que no es ajena la propia capital oaxaqueña.
Situación que se agrava en el municipio capitalino de Oaxaca de Juárez por las fallas por falta de mantenimiento del sistema de semaforización de las calzadas, avenidas y calles del Centro Histórico, colonias y agencias.
Demandamos la intervención de la Defensoría @DDHPO y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos @CNDH, y de los organismos nacionales e internacionales defensores de los derechos humanos y de la Libertad de Expresión @A19libertad, @RSF_esp y @CPJAmericas.
Asimismo, condenamos el asesinato de ‘Don Nico’, quien recibió 13 disparos, mientras transmitía en vivo y denunciaba la proliferación de baches en Salvatierra, Guanajuato, y pidió a su esposa que cuidara de sus hijos: ‘Ya me mataron, corazón’.
La condena a las agresiones a periodistas debe ser un esfuerzo colectivo que involucre a todos los sectores de la sociedad. La solidaridad y el apoyo mutuo son esenciales para crear un entorno en el que los periodistas puedan ejercer su labor sin temor y sin restricciones.
Los ciudadanos, organizaciones de derechos humanos, asociaciones de medios de comunicación y organismos internacionales deben unir fuerzas para defender la libertad de expresión y exigir justicia para aquellos que han sufrido violaciones de sus derechos.
Los ataques contra periodistas, que incluyen agresiones físicas, intimidaciones, acosos y, en casos extremos, asesinatos, constituyen un grave atentado directo a la libertad de expresión y al derecho a la información.
Estos actos no solo afectan a las víctimas individuales, sino que generan un clima de miedo que impacta a toda la sociedad, inhibiendo la capacidad de los medios para informar sobre hechos de relevancia pública y, por ende, limitando el acceso a la información que los ciudadanos necesitan para tomar decisiones informadas.
En muchos lugares, los periodistas se convierten en blanco de grupos criminales, gobiernos autoritarios o incluso de sectores de la sociedad que no desean ver expuestas sus acciones.
El silencio que resulta de estas agresiones es una forma efectiva de censura que deteriora los cimientos de la democracia y socava los derechos humanos. Las agresiones pueden manifestarse de diversas formas. Desde ataques físicos durante la cobertura de protestas hasta amenazas persistentes en redes sociales, los periodistas enfrentan un constante riesgo.
Además, la impunidad que rodea muchas de estas agresiones agrava la situación; cuando los perpetradores no son llevados ante la justicia, se envía un mensaje claro: los ataques pueden continuar sin consecuencias.
Las mujeres periodistas, en particular, son frecuentemente objeto de agresiones específicas que combinan violencia física y sexual, lo que agrava su vulnerabilidad y plantea desafíos adicionales para el ejercicio de su profesión.
Este fenómeno, conocido como el “periodismo de género“, refleja no solo los ataques a la libertad de prensa, sino también la discriminación y la violencia sistemática que enfrentan las mujeres en diversas esferas de la vida.
Los gobiernos tienen la responsabilidad ineludible de proteger a los periodistas y garantizar un entorno seguro para el ejercicio de su labor. La falta de acción estatal frente a estos crímenes no solo perpetúa la violencia, sino que también contribuye a la erosión de la confianza en las instituciones públicas.
Esto implica no solo la creación de leyes que protejan a los comunicadores, sino también la implementación de políticas efectivas para prevenir la violencia y asegurar que los responsables de las agresiones sean investigados y castigados. La libertad de expresión es un derecho humano fundamental que sustenta la democracia y la justicia social.
La violencia y las agresiones contra periodistas representan un ataque directo a este derecho y a la posibilidad de construir sociedades informadas y participativas. Es imperativo que todos los actores de la sociedad se comprometan a condenar estas prácticas y a trabajar en conjunto para crear un entorno donde la libertad de prensa sea respetada y protegida.
Solo así podremos garantizar que las voces de todos, especialmente las de aquellos más vulnerables, sean escuchadas y valoradas. La defensa de la libertad de expresión es, en última instancia, la defensa de nuestra propia libertad colectiva.
alfredo_daguilar@hotmail.com director@revista-mujeres.com @efektoaguila