Compartir

Graciela RAMÍREZ*

Para que muchos profesionales ejerzan su profesión, es obligatorio por ley que estén colegiados, y en el caso de otras muchas profesiones que aun no siendo obligatoria para el desempeño de sus actividades, lo hacen en forma voluntaria.

Los Colegios son obligatorios por ley en muchos países. En México, en relación con los abogados, se cuenta con el Consejo General de la Abogacía Mexicana (CGAM), mismo que agrupa a tres colegios: Asociación Nacional de Abogados de Empresa (ANADE), Barra Mexicana de Abogados (BMA), Colegio de Abogados A.C. y el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México (INCAM).

Estos suman esfuerzos para ordenar el ejercicio profesional de los abogados, buscan la capacitación y actualización, reforzando el ejercicio ético de la abogacía entre sus agremiados.

En el año 2021, “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”, publicó el reporte “Enderezar el derecho” en donde señaló: “La colegiación puede ser el mecanismo más completo […] pues puede contribuir a la libertad e independencia del gremio, así como a la consolidación de la ética profesional y la educación continua de los profesionales del derecho”.

Sobre el tema algunos señalan que ello crearía una barrera de acceso al mercado profesional mediante la generación de cotos de poder o que sería una limitante de la jurisdicción en la que los abogados ejerzan su profesión, además que pondría en riesgo para el proceso de libre concurrencia y competencia. Por otro lado, otros opinan que se recuperaría del prestigio profesional así como que se tendría una regulación adecuada del ejercicio de la profesión, entre otros argumentos en pro y en contra.

En nuestro país, para llegar a ser abogado, se requiere simplemente cursar la carrera en Derecho y obtener el grado por parte de la universidad correspondiente; a su vez, es evidente que han proliferado centros de enseñanza en los que se imparte dicha licenciatura, sin que exista un control respecto a su calidad académica, generando abogados con deficiente preparación por lo que el ejercer la abogacía sin mayores requisitos, no garantiza una calidad profesional.

Desde mi perspectiva, existe un vacío entre la educación jurídica y el ejercicio de la abogacía, generando una brecha de calidad que conlleva a debilitar no solo a las y los abogados como gremio, sino también a los usuarios de sus servicios, a las instituciones y organizaciones donde estos se desempeñan.

En lo personal, estoy a favor de la colegiación obligatoria, pues es uno de los mecanismos para regular el ejercicio de nuestra profesión ya que te encuentras sujeto a un código de ética, conocimientos actualizados ante la creciente especialidad de materias, complejidad y número de leyes y criterios.

En este mes de julio que se celebra el día del abogado, considero que debemos replantearnos la corresponsabilidad que tenemos en cuanto a la calidad de la justicia en el país. Nuestra profesión es fundamental para la resolución institucional de los conflictos entre particulares, entre éstos y el Estado, y entre instituciones del Estado.

 

 

 

*Abogada oaxaqueña comprometida con la sociedad, defensora de los derechos de la mujer y la familia. Maestra en Derecho Constitucional, Diplomada en Derecho Sanitario y Auditoría Legal de empresas. Socia de la Barra Mexicana, Colegio De Abogados A.C.

IG / FB: RamírezLunaCorporativo www.ramirezluna.com.mx

 

Compartir