CARPE DIEM
Ni el PRI hizo esto
NÉSTOR Y. SÁNCHEZ ISLAS
nestoryuri@yahoo.com
El “movimiento” se ha caracterizado por sus excesos, ahora que tiene el poder no podía definirse de otra manera: excesos, ocurrencias y caprichos.
En 2006 bloquearon la Av. Reforma de la CDMX por capricho del ídolo de barro que, por estos días, se desmorona poco a poco ante el cúmulo de evidencia de corrupción y alianza con el crimen. Hoy, la primavera se apodera de otra importante vía, la calle Reforma de nuestra ciudad capital no solo para darle espacios a sus clientelas electorales, los ambulantes, sino para demostrarnos que ellos tienen en sus manos el poder absoluto y hacen lo que les plazca.
El Ayuntamiento no es propietario de la ciudad y su patrimonio, solo son los responsables de administrarla, al menos así fue durante muchos años en que hubo cierto grado de respeto por el patrimonio citadino.
La apropiación y la privatización de los espacios públicos no solo es un gran negocio. Es sabido que solo una pequeña parte de lo que pagan los expositores entra a las arcas municipales, pero hay un simbolismo detrás de este exceso que no deberíamos ignorar.
El viejo PRI obtuvo su legitimidad al apropiarse de la Revolución Mexicana, por ello mismo se preocupó por construir instituciones y, más o menos, tratar de respetar la ley, al menos de guardar las formas. Quienes hoy tienen el poder se legitiman sobre un falso discurso redentor y una serie de luchas que nunca han existido con el carácter heroico que quieren darle.
El origen de la clase política que hoy se construye, una nueva burguesía populista, viene de la agitación permanente y de saltarse la ley como forma de redención. Criticaron el militarismo, el autoritarismo y la corrupción, pero lo mismo están haciendo, y mucho peor.
Para muchos de nosotros es un exceso la falta de respeto por la ciudad y su patrimonio con fines puramente mercantiles y políticos. Para ellos es el resultado de su lucha. Dicen estar rompiendo con las viejas estructuras institucionales del neoliberalismo, pero solo nos están dando una profunda muestra de su ignorancia populista, su hambre de dinero y su falta de escrúpulos.
Por casualidad estuve el domingo en la calle de Reforma justo en el momento en que con un montacargas bajaban gran cantidad de estructuras metálicas de dos enormes tráileres un grupo de personas vestidas con playeras azules y un nutrido grupo de chalecos guindas municipales. Fui testigo del maltrato a la infraestructura urbana y de los daños que provocaron en el arbolado que, finalmente, dejaron dentro de las carpas. Si, todo ello en uno de los costados del mundialmente prestigiado Centro Cultural Santo Domingo, algo que, por supuesto, para ellos no debe significar gran cosa.
Llegar al poder y ejercerlo desde el resentimiento provoca destrucción institucional, pero también daña todo a su paso: la educación, el civismo, el arte, la cultura o la propia convivencia. Un resentido solo busca y encuentra oportunidades para dañar a los demás y se complace de ello. En la historia está grabada la respuesta del filósofo Miguel de Unamuno al comandante fascista José Millán-Astray que, en una parte de su discurso le dijo que, al ser un tuerto, se complacía de ver que había otros tuerto y tullidos como él. Es lo mismo, el resentido se conforta de ver más resentidos como él, pero nuestros resentidos no solo se complacen por ello, también lo hacen por tener las arcas del erario a su disposición.
Oaxaca posee el título de ciudad patrimonio de la humanidad y es evidente que no valoran el que nuestra capital esté a la par de la Acrópolis de Grecia, Roma, París, Estambul, Kioto o Potosí, Bolivia, por citar algunas. Obtener esa distinción fue obra de grandes hombres, anónimos muchos de ellos, de nuestro pasado que construyeron lo que hoy disfrutamos, llámase Monte Albán, Santo Domingo o el estilo colonial señorial de la Verde Antequera.
La razón de su insensibilidad no es tan difícil de entender. El poder está en manos de la APPO, los mismos que en 2006 no se tentaron el corazón por incendiarla en nombre de una lucha popular que no fue más que para mantener las prebendas para la Sección 22 y para que los líderes recibieran maletas de efectivo. Hay un video en redes de Enrique Rueda Pacheco, líder en ese entonces de la Secc. 22, recibiendo una maleta llena de dinero.
Los daños al patrimonio se acumulan y se suman a, por ejemplo, problemas de gentrificación, turistificación y gourmetización que no son exclusivos ni de Oaxaca ni de la CDMX, sino son un fenómeno mundial. Este tema lo abordamos desde hace varios años en este espacio y ninguna autoridad ha querido enfrentarlo. No tardan en haber manifestaciones violentas porque el tema se lo han dejado en las manos a grupos de activistas radicales en lugar de organizaciones de la sociedad civil que actúan civilizadamente y con mayor conocimiento.