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CARPE DIEM

Defender al mezcal, pero sin drama

NÉSTOR Y. SÁNCHEZ ISLAS

nestoryuri@yahoo.com

Existe un crisis en la industria mezcalera, lo hemos escrito aquí desde hace casi dos años, pero, inmersos en una serie de mitos y leyendas inventados recientemente y que han terminado por creerse, llegaron a pensar que no les afectaría. Hoy tienen exceso de inventarios por el descenso del consumo en los Estados Unidos y padecen la caída del precio del agave, lo que debería llevarlos a reducir el precio de sus destilados para desplazar sus productos, cosa a la que se resisten pero que el mercado no les perdonará.

En conferencia de prensa, reunidos un grupo de empresarios consentidos en la época de Murat, defienden la negativa de la ampliación de Denominación de Origen, DOM, del mezcal a otras entidades, como Aguascalientes o Sinaloa, argumentando una cosa tan seria como el hecho de que en esas entidades están efectuando una apropiación cultural, lo que es un disparate, pero que algunos medios replicaron sin investigar.

Desde el punto de vista de la Historia es muy fácil rebatir ese dicho y, sí en eso basan su defensa jurídica, de una vez deben saber que van a perder. Alegan que Aguascalientes no tiene tradición mezcalera, sin embargo, los registros históricos de la Colonia muestran que en la zona de Zacatecas y San Luis Potosí se producía mezcal desde el siglo XVIII. Y no saben, por supuesto, que el territorio que hoy ocupa Aguascalientes fue parte de Zacatecas hasta los años de la Independencia. En esos estados se producía mezcal mucho antes de que los primeros alambiques llegaran a Oaxaca.

No puede existir una apropiación cultural porque ni la destilación ni el mezcal son inventos oaxaqueños. El corazón del debate es la ampliación de la denominación de origen que, al momento de ampliarla, el gobierno le quitaría todo el sentido a una protección geográfica. Por definición, una DOM debe estar acotada a territorios muy específicos y no abarcar casi a la mitad de México.

Muchos oaxaqueños, entre ellos los mezcaleros, tomaron la expedición de la DOM como un reconocimiento a una supuesta herencia ancestral, lo que es un mito porque la historia del mezcal en Oaxaca no puede rastrearse en archivos mas allá de inicios del siglo XIX, como lo señala el doctor en sociología, Domingo García Garza después de una extensa investigación publicada en su libro “Mezcal: un espirituoso artesanal de clase mundial”. En ese mismo libro nos dice que la expansión del mezcal en Oaxaca se dio porque aquí era más fácil evitar los altos impuestos que la corona española tenía sobre el producto. Por si algo faltara y choca de frente con los mitos del mezcal, el mismo sociólogo señala que el origen del mezcal no solo es de la Colonia y no de la época prehispánica, sino que su origen tampoco es indígena, sino mestizo o ranchero.

Como oaxaqueño deseo que la DOM no solo no crezca, sino que pudiera reducirse a un territorio más pequeño, pero por razones muy diferentes a las de esos productores. Mi razón principal son los motivos económicos porque el bajío, norte y occidente del país tienen muchas oportunidades para industrializar muchas cosas, incluido el tequila para los que están en la zona delimitada. La industria artesanal, valga la pena la contradicción, es de las pocas que han tenido éxito en Oaxaca porque sus modos de producción van muy bien con la idiosincrasia local.

Es cierto que hay toda una identidad de Oaxaca con el mezcal y la ampliación de la norma significaría la erosión de esa creencia de que el mezcal es ancestral e indígena que, para la mercadotecnia funciona muy bien. Dadas las condiciones de nuestra tierra considero justo que se mistifique el producto, pero sin olvidar que son eso: mitos.

Ahora podemos deducir que el apapacho oficial injustificado que Ray Chagoya hizo a Santiago Nieto, titular del IMPI, y esposa traía jiribilla. Pero no funcionó porque es probable que la DOM se amplíe basados en razones jurídicas e históricas, pero no emocionales. Así que ahora debería pedirles la devolución del reconocimiento y el reembolso de los gastos por haberlos traído inútilmente de paseo a Oaxaca.

Como oaxaqueño y ante la realidad que el mercado impone, buscaría hacer énfasis en lo que hace oaxaqueño al mezcal para diferenciarlo de los mezcales de otras tierras en lugar de llorar por tiempos que no volverán, al menos por unos 12 años más porque estamos en una crisis cíclica. Lo oaxaqueño del mezcal somos nosotros mismos, nuestra manera de producirlo, nuestras tradiciones y costumbres, nuestro colorido y folclor, nuestro “terroir”, que es un conjunto de factores únicos e irrepetibles como la tierra, el clima, la variedad de agaves y el sazón de nuestros maestros mezcaleros que en ninguna otra parte del país pueden darse.

Un buen inicio sería sacar del mercado el mezcal no certificado.

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