Karla MARTÍNEZ DE AGUILAR
Fotografías: Jorge Luis Plata
Locación: Estudio Veintiuno
SAN PEDRO Y SAN PABLO TEPOSCOLULA.- La tranquilidad te abraza al llegar a esta comunidad en la mixteca oaxaqueña y entre sus calles pintorescas se encuentra el taller de Eddy Balam, muralista y artista plástico.
Ha vivido muchas vidas en una que lo han llevado a crear una nueva donde el trabajo comunitario, compartir experiencias de vida y trabajo artístico son el eje de su actividad diaria.
Desde pequeño le gustó dibujar, con el paso del tiempo conoció gente del medio artístico quienes fueron mis primeras influencias, creadores que van del arte urbano como (Humone SF, Shepard Fairey, Banksy, Kaws, etc.), pasando por el arte universal con creadores como (Kandinsky, Modigliani, Klimt, Basquiat, etc.), pero sobre todo el movimiento cubista impulsado por Pablo Picasso y George Braque.
Labor comunitaria
Me gusta mucho hacer labor comunitaria porque la vida me ha dado tanto, que busco regresarle a mi comunidad una parte de ello. Hace muchos años, estuve colaborando a través de un programa del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) y me tocó viajar por la mayor parte del territorio oaxaqueño donde -con pesar- conocí comunidades con carencias en todos los sentidos, eso me llevo a crear conciencia social y cambiar mi perspectiva del mundo.
La zona de la mixteca carece mucho de impulso al arte donde no existe el fomento de la misma y por ello, he buscado abrir espacios para nuevos artistas y desarrollar actividades culturales comunitarias. El arte que llega la mixteca ha sido por iniciativas independientes al no existir apoyo de alguna institución no existe un impacto mediático en la población, pues la mayoría de ellos no tienen la oportunidad de acceder a espacios culturales.
Considero que el deber mas grande del artista, mas que conseguir fama y poder es crear conciencia, conseguir que a través de sus pinceladas el mundo encuentre un estado de conciencia universal, pues considero que el arte es la salvación del pensamiento y el alma, por tanto, es indispensable en la vida del ser humano.
El año pasado colaboramos con un grupo de artistas en la comunidad de San Pablo Huitzo con quienes realizamos alrededor de 50 murales, ahorita estoy trabajando en San Francisco Telixtlahuaca con el proyecto de recuperación de espacios públicos. En general, apoyamos a las comunidades que nos solicitan ayuda como en Tecamachalco, Puebla, donde fuimos a pintar unos murales en una Jornada de apoyo a la Juventud por medio del arte y el deporte.
Mientras realizo todo esto, busco ser feliz y al voltear la mirada a cuando tenía seis años, sé que lo he conseguido porque quería pintar y lo estoy haciendo. Y bien dicen que en el lugar en el que estés, debes pintar lo que ves, y yo actualmente pinto lo que veo en mi entorno como la vegetación, el folclor, la fiesta, el color; cuando vivía en una zona industrial, pintaba una especie de protocubismo con la idea de la deconstrucción de la forma, mi paleta de colores era formada principalmente grises, azules y ocres, ahora mi trabajo muestra felicidad y amor, pues está llena de color.
Influencias y comunidad
Mis obras reflejan la tranquilidad que vivo actualmente después de una etapa con problemas, de una pandemia, cambiar de lugar de residencia, mi modus vivendi, fue como una tabla de salvación para valorar lo que tengo a mi alrededor y hacer lo que realmente me gusta.
Nací y crecí con la idea de crear cosas, pintar murales, ¡me encanta!; me gusta mucho el trabajo de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera su obra en general es una gran influencia para mi trabajó actual.
En el pasado decía que no haría pintura de caballete, pero cuando no tengo murales que pintar, me gusta realizar mi obra en bastidor, pues es otra forma de conceptualizar mi trabajo, pero si me dieran a elegir, me quedo con la pintura mural.
Me gusta viajar, siempre estoy de un lugar a otro, soy un nómada, me cuesta establecerme; nací en la comunidad de Totonundoo perteneciente al municipio de San Martín Huamelulpam, del distrito de Tlaxiaco, pero siempre he estado viajando, aunque ya llevo casi dos años en San Pedro y San Pablo Teposcolula, no descarto moverme nuevamente.
Siempre he dicho que yo soy parte del lugar a donde voy y lo llamo hogar.
Hago arte de mis tiempos, arte de mi actualidad personal, a pesar que muchos de mis iconos son tomados de la cultura prehispánica; los adapto a la actualidad, los mezclo con lo que veo, siento y experimento, creo así un lenguaje personal que habla de mi y mi entorno inmediato.
Oaxaca es fuente de inspiración, no quise caer en hacer arte oaxaqueño tradicional, sino retomar mis orígenes culturales con una perspectiva diferente en el tema de la cuestión geométrica de los personajes. He intentado no usar líneas, pero cuando veo el resultado final, siento que las mismas le hacen falta y termino añadiéndoselas, siempre con el juego de la geometría y ello tiene que ver con mi forma de ser; tiendo a ser perfeccionista y qué más perfección existente que las matemáticas, por lo cual muchas de mis obras se desarrollan basándose a partir de teorías físicas y cuánticas, o bien de la estructura de las constelaciones.
A partir de ello, deconstruyo la forma y juego con ello; es como una especie de rompecabezas en el que nos deconstruimos y nos van zurciendo con un hilo para armarnos nuevamente, para representarnos desde otra perspectiva general, al final, es experimentación, pero dentro del caos siempre existe un orden y la línea es la que lleva el orden, se ha vuelto característico en mis obras donde el cubismo siempre será mi gran influencia.
Quiero romper esa cuarta pared, llegar a la quinta dimensión que en la plástica es uno de mis grandes sueños, no sé si alguien lo haya, en dado caso; cuando la decadencia mental y espiritual empiece a afectarme, posiblemente pueda encontrar el punto exacto como dijo William Blake: “La ruta del exceso conduce al palacio de la sabiduría”.
Alguna vez, alguien dijo que pintaba puros cuadritos y de forma sarcástica, contestaba que yo hacía “cuadradismo”. Fue una especie de broma personal y de burlarme de todos los ismos inventados en el siglo pasado. Tal vez, más adelante, a algún crítico de arte le tocara ponerle nombre a lo que pinto.
Esta el mural y la plástica, y en la constante evolución de tu trabajo, ¿qué otras técnicas has desarrollado o buscas desarrollar?
He trabajado cerámica, gráfica, animación, arte objeto, pero no le he dedicado el tiempo necesario; ello lo he realizado para salirme un poco del trabajo que diariamente realizo.
El problema que veo y del cual siempre he estado en contra, es que buscar abarcar en muchas cosas hace que no realices nada y por eso digo que, si inicié en la pintura, debo mantener ese camino. Hago lo que hago por amor al arte, porque realmente amo pintar, no concibo mi vida sin el arte, los proyectos mientras más grandes mejor, me gustan los retos.
Quiero realizar algunos proyectos que tengan que ver con la instalación, con escultura a gran formato, con la temática de la deconstrucción, de las formas, de jugar con la cuestión geométrica, pero ahorita quiero darle mayor énfasis al trabajo de la pintura; la mente tiene que descansar de lo que se hace cotidianamente para seguir creando. No sé si solo me quede en ello, pero quiero seguir dibujando y pintando que es lo que siempre me ha gustado.
La temática de las obras que tengo ahorita, están más enfocadas a la naturaleza, pero quiero comenzar a trabajar la cuestión del movimiento corporal, del cuerpo como máquina principal de creación y dejar a un lado lo tradicional, para regresar a mis inicios.
Quiero explorar todas las posibilidades que existen en el mundo del arte, pero mi meta ahorita es continuar pintando muros de grandes formatos y si son entre 15, 20 o más pisos de altura, ¡estaría encantado de hacerlo! Es una meta que tengo a corto plazo.
Los únicos murales en gran formato que he hecho, son pintar canchas de 25 por 15 metros, pero son a ras de piso y el reto es hacerlo en la altura.