Ernesto LUMBRERAS*

GUADALAJARA, JAL.- Según el colofón, El manantial latente. Muestra de la poesía mexicana desde el ahora: 1986-2002 apareció en noviembre de 2002. Es ahora un veinteañero que sólo se encuentra en librerías de viejo. Se imprimieron dos mil ejemplares, tiraje excepcional para un libro de poemas. Recuerdo que la presentación del libro se llevó a cabo en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes en marzo de 2003; tengo un par de instantáneas en blanco y negro de aquella noche. La mesa fue moderada por el editor de la muestra, Enrique Romo, con los comentarios de David Huerta, Eduardo Milán y Vicente Quirarte, además, por supuesto de las apostillas de los antologadores, Hernán Bravo Varela y de quien aquí teclea estos renglones nostálgicos.

Repaso la nómina de los 38 poetas —nuestra apuesta de futuro hace dos décadas— y ratifico que al menos un 90% de la muestra sigue en activo; reconozco también que algunos de esos autores han publicado títulos significativos de la poesía mexicana: Tequila con calavera de Samuel Noyola, Principio de incertidumbre de Jorge Fernández Granados, Hay batallas de María Rivera, Escenas sagradas del Oriente de José Eugenio Sánchez, Satori de León Plascencia Ñol, La edad de oro de Ángel Ortuño, Copia de Dolores Dorantes, Kubla Khan de Julián Herbert, La sodomía en la Nueva España de Luis Felipe Fabre, Hospital de Cardiología de Pedro Guzmán, El Anti-Humbolt de Hugo García Manríquez…

Cuando hicimos el cierre de libro, la obra de Maricela Guerrero y la de Luis Jorge Boone —hoy voces indiscutibles de su generación— apenas despuntaba; para una posible actualización del elenco, ambos poetas deberían figurar al lado de otros autores que más tarde definirían su propuesta, pienso, por ejemplo en Carla Faesler, Luis Aguilar, Mercedes Luna, Jeremías Marquines, Kenia Cano, Balam Rodrigo, Alfredo Quintero, Luis Alberto Arellano, Gabriela Cantú Westendarp, Román Luján… Las altas y las bajas en este tipo de ejercicio crítico es práctica corriente. Seguro que Hernán Bravo Varela, el cómplice de esta diatriba lírica, tendrá otras posibles actualizaciones y otro tipo de nostalgia al respecto.

¿Qué representa esta generación de autores para la poesía mexicana? ¿Qué suma y qué resta? ¿De qué formas dialoga y confronta el canon? Dos décadas después considero que es viable intentar de responder estas y otras preguntas. Después de la publicación de El manantial latente, existen al menos dos nuevas promociones de poetas mexicanos. No dudo que en sus lecturas y revisiones estos novísimos validen o desestimen las propuestas escriturales de los autores de nuestra antología. El pasado no deja de actualizar el presente y el presente no cesa de ordenar el pasado. El asunto me resulta sumamente atractivo. Sin embargo, por ahora sólo quiero apagar aquí, en esta Biblioteca de sombras, entre el sonido y la furia de la inmensa minoría, las veinte velitas del pastel de El manantial latente.

 

*Ernesto Lumbreras (Jalisco, 1966) *De la inminente catástrofe. Seis pintores mexicanos y un fotógrafo de Colombia de Ernesto Lumbreras, edición de la Universidad Autónoma de Nuevo León y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México publicada en este 2021.Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. lumbrerasba@yahoo.es

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