Ernesto Lumbreras
GUADALAJARA,JAL.-Desde hace meses vendo algunos de mis libros. Con la colaboración de Susana, mi esposa, me despido día a día de ejemplares que leí con fervor y de otros que simplemente adquirí por coleccionismo. ¿Arte del desprendimiento? ¿Pragmatismo respecto de los demasiados libros? Un poco de ambos. Para llevar a buen puerto nuestra estrategia, abrimos una cuenta en Mercado Libre y ofertamos también nuestra mercancía en varias páginas de Facebook. Todavía no cotizamos en la bolsa de valores, pero el negocio nos ha permitido pagar algunos gastos domésticos, por ejemplo, el cambio de cortinas de todas nuestras ventanas, la colegiatura de Mariana en algún momento, la consulta y la medicina de nuestra perra Gala… Sin embargo, a partir de este año las ventas están destinadas a abonarse exclusivamente a la hipoteca de nuestra casa. Si el personaje de El palacio de la luna de Paul Auster pudo vivir —al menos por una temporada— gracias a la biblioteca heredada de un pariente, nosotros nos contentamos con restar algunos miles de pesos al capital de nuestra deuda. ¿La utopía de los libros venciendo a la usura?
Hace poco se vendió el bello ejemplar de La perla y otros cuentos de Yukio Mishima publicado por Siruela en su famosa colección de El ojo sin párpado. Pagaron $950.00 pesos. Ese libro me acompañaba desde los tempranos noventas. Ante la inminente separación sentí el llamado apremiante de que debía despedirme de sus páginas como un lector agradecido. Por lo tanto, me apresuré a releerlo antes de despacharlo a su nuevo dueño. De los diez relatos alcancé a leer seis. El cuento que da título a la colección y el de “Patriotismo” son obras maestras del género; el primero de corte chejoviano pone en una encrucijada moral a cinco amigas tras el extravío de una perla durante la celebración del cumpleaños de una de ella. El segundo es un tifón, un clavo ardiente y una corona de espinas; anticipa con su trama el final trágico y heroico del escritor japonés puesto que recrea el suicidio ritual de un militar que se abre el vientre ante la mirada de su esposa; el cuento está narrado con “nervios de gigante”, crudo de violencia y belleza atroz, describe el seppuku perpetrado por el protagonista con la misma intensidad minuciosa de la entrega sexual de la pareja unas horas antes del terrible desenlace. Casi treinta años después de mi primer encuentro, la lectura de “Patriotismo” me dejó todo el día en un permanente desasosiego, una ola estallando furiosa al interior de mi cráneo.
Semanas atrás me había despedido de El opio de los intelectuales de Raymond Aron, Correr el tupido velo de Pilar Donoso, Vida de María Sabina de Álvaro Estrada e Informe contra mí mismo de Eliseo Alberto. Sus ventas sumaron unos pesos a nuestra losa hipotecaria. Del cuarteto rematado, sólo leí el segundo y el cuarto de los títulos. Extraordinarios cada uno en su género autobiográfico. Páginas de dolor y exorcismo. La chilena y el cubano ya no están en el presente pero marcaron con sus libros —cronistas de devastaciones— una época importante de la literatura latinoamericana. La hija de Donoso bucea en las aguas profundas de la vida del autor de El obsceno pájaro de la noche, su alcoholismo, su culposa homosexualidad y sus mentiras piadosas como plan de sobrevivencia; el hijo de Eliseo Diego exhibe las imposturas y calamidades de la revolución cubana, sus delirios persecutorios típicos de los regímenes autoritarios.
Necesitará siete vidas para leer los libros que en este momento querría leer. Por lo tanto, sin queja de por medio y con mucha gratitud, me despido de estos talismanes de papel y tinta.
*Ernesto Lumbreras (Jalisco, 1966) *De la inminente catástrofe. Seis pintores mexicanos y un fotógrafo de Colombia de Ernesto Lumbreras, edición de la Universidad Autónoma de Nuevo León y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México publicada en este 2021.Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. lumbrerasba@yahoo.es