· Las personas que se sienten presionadas socialmente, por ejemplo, se le desestabilizan las emociones y decisiones, impidiéndoles ser ellas mismas. Muchas entran al mundo del alcohol y las drogas para agradar a los demás o para sentir que por fin pertenecen a un grupo. Fuente: Periódico El Universal
· El psicólogo Ángel Rull explica que el complejo de inferioridad se refleja a través de la baja autoestima y la sensación continuada de no contar con las habilidades necesarias que nos hagan enfrentarnos al mundo, especialmente en los ámbitos que impliquen relaciones con los demás. Es una visión subjetiva, donde los rasgos físicos y de personalidad se consideran poco válidos.
HISTORIAL
Fui una niña que le costaba relacionarse con los demás, me veía sentada esperando a que se acercaran a hablar conmigo; creo que lo que no podía vencer era la tristeza y coraje cuando los niños me decían: “Ciega, cuatro ojos, lentuda, venadita”, me dolía mucho. Cierta ocasión, uno de mis compañeros le dijo a otro: ¿Con quién te tocó bailar, con esa fea? Yo sabía que se refería a mí, pues solo me daba un dedo para bailar.
Desde el kinder lloraba mucho y mis maestras me agredían por llorar tanto, nunca se lo pude decir a mi mamá. Desde entonces traté de entregar mis tareas, llegar temprano, estudiar para los exámenes, para no ser regañada.
En las clases, cuando el profesor decía si alguien tenía dudas, aunque yo las tuviera, prefería esperar a que otro compañero preguntara. Había veces que alguien lo hacía; pero otras, no, y me quedaba con la duda.
Varias veces me pregunté qué se sentiría no usar lentes. Un día mi tía me vio llorar y quiso saber qué tenía, le comenté que era por usar lentes, entonces me dijo que ya no me los pusiera; pensé que era la mejor decisión para evitar las burlas pero no fue así, al contrario, me perjudicó, ya que no veía nada, incluso me sentaba hasta adelante, enfrente del pizarrón, pero no veía, y le pedía el cuaderno a mis compañeros para copiarlo; ellos me decían que ahí estaba todo en el pizarrón: me dolían mucho esos rechazos y no podía decirles que no podía ver.
Pensaba que todo eso me pasaba porque era una niña fea, que las bonitas seguramente no vivían todo eso que yo sufría. Quería estar cerca de esas niñas
porque me encantaba ver cómo se vestían, lo fácil que podían platicar con los demás, y me preguntaba por qué no había nacido con hoyitos en las mejillas y con un rostro sonriente.
Me dolía escuchar cuando a mi papá le decían que mi hermana siempre sonreía, en cambio yo, era muy seria. Y aunque con miedo le decía a Dios por qué no me había hecho como a mis hermanas, pues a ellas las veía seguras, fuertes, en cambio yo me veía miedosa, tímida, endeble. Obedecía a todo por temor a ser regañada o a que me pegaran. Mis hermanas pensaban que era la consentida de mi mamá, pero era más bien por temor a ser agredida.
Quise estudiar una carrera pero no lo logré, incluso en la secundaria no pude hablar para cambiarme de taller, yo no quería estar donde me pusieron pero nunca conseguí externarlo, me frustré mucho por no poder hablar.
Cuando entré a trabajar hubo una oportunidad de salir a otro estado, pero jamás pude presentar mi examen para aplicar a un mejor puesto y moverme de ciudad, pensé que se enojarían conmigo o que, simplemente, me rechazarían.
Nunca me acepté físicamente; como no veía bien tenía que utilizar lentes y no quitármelos. Por esa forma de ser sentía mucha amargura. Desde que amanecía estaba enojada. Siempre quise ser inteligente, bonita, poder decir lo que sentía, lo que quería, vivir sin miedo a ser regañada o a que me pegaran, deseaba que las personas estuvieran todo el tiempo contentas conmigo, y ser feliz.
Afortunadamente llegué a una Casa Hogar porque ya no dormía ni comía, con un preinfarto y mucho miedo a morirme, le pedí a Dios que no quería morir así y me escuchó, ya que al llegar al Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos Anónimos tuve la oportunidad de vivir diferente. Ahí pude darme cuenta que fui la mujer del silencio. Ahora mi vida ha cambiado, duermo bien, puedo comer y expresar lo que quiero, ya no espero que los demás me quieran ni trato de ser, según yo, como ellos desean. Soy yo misma sin dolor, he podido aceptarme con mis aciertos y virtudes. Hoy estoy viva, sé que no soy perfecta pero he ido aprendiendo a quererme, tal como soy.
Correo electrónico: bv24hrsnaoaxaca@gmail.com página web: www.neuroticosanónimosbvoax.org.mx
Redes sociales: @nabvoaxaca Facebook, Twitter, Instagram, Youtube
SERVICIOS GRATUITOS:
* SERVICIO TELEFÓNICO LAS 24 HRS.
* GUARDERÍA
* CASA-HOGAR
* VISITAS DOMICILIARIAS
* NEUR-A-TEEN
* JUNTAS A INSTITUCIONES
GRUPO B.V. CENTRO
UBICADO EN CALLE GALEANA No. 203,
COL. CENTRO OAXACA, OAX.
TEL. 951 51 69 445