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Sergio HUERTA

 Ya todos hemos presidido un altar de muertos.

La simbología de la vida y la muerte forma parte de nuestra cultura; la presencia y la ausencia juegan con el ouroborus de nuestros sentidos y el ritual del zompantle evoca el arte como cuenta pendiente de inactividad que en la vida moderna nos perturba, pero que resulta el elixir vital para la experiencia estética.

Qué es una gota de veneno para un Dios.

“Apología”, palabra que nos remite a la defensa del arte mismo, a la alabanza de la  iluminación estética.

Aquella Apología que nos recuerda a Sócrates sabio griego que hizo de su propia muerte la más bella experiencia, cuya estoica serenidad provenía del auto-conocimiento pleno que su daimon le sopaba al oído.

De ahí la importancia de la muestra nacional de pintura y escultura que  hoy nos reúne, en la que 19 talentosos artistas nos demuestran que vale la pena continuar defendiendo sus posturas ante el mundo. Todas distintas, todas valiosas y sobre todo valientes visiones impregnadas de latitudes opuestas, usando como pretexto y contexto vida y muerte, contrarios pero a la vez complementarios.

Fue Sócrates quien nos enseñó que la riqueza de la vida interior nos dará una muerte satisfactoria e incluso buena.

Lección invaluable en un mundo hoy por hoy frágil y paradójico.

Alabanza eterna, conducida en el sentido estético que nos recompensa con la calma que otorga la belleza sobrecogedora del arte.

Colores primarios, técnicas distintas, enfoques diversos, materiales caprichosos que toman la forma  que se les da la gana,  pretendiendo generar en el espectador una inquietud, una pregunta, un dialogo, una duda que nos arranque de la comodidad de creernos atemporales y eternos y nos recuerde que somos los únicos responsables del panegírico de nuestro breve paso por la materialidad.

Fue el filósofo austríaco L. Wittgenstein quien dijo “La muerte no es ningún acontecimiento de la vida. La muerte no se vive. Si por eternidad se entiende no una duración temporal infinita, sino la intemporalidad, entonces vive eternamente quien vive el presente. Nuestra vida es tan infinita como limitado nuestro campo visual”.

*Filófoso y Gestor Cultural

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