Jazmina HARTIANA*
Quisiera ocupar esta página para quejarme de forma literal del estado en que se encuentra el país. O del estado en que se encuentra el mundo que en mi humilde opinión el destino de la humanidad se encuentra en manos de hombres desquiciados, con trastornos mentales graves, inmersos en una competencia idiota para medirse sus falos los unos con los otros. Pero, estoy agotada, creo que como la mayoría de las personas. Cansada de escuchar las noticias, debo confesar que ya casi no las pongo y cuando lo hago el volumen esta bajito. No es que desee volverme indiferente a las circunstancias, en realidad no las puedo cambiar, quién en realidad puede.
Hace poco hice un viaje corto, me reí como nunca con una desconocida con la que intentábamos hallar un taxi y compartirlo. Su alegría, las circunstancias bizarras en la que nos encontrábamos, incluso el deseo de confiar una en la otra basada en nuestra necesidad y en lo chistes tontos que hacíamos, hizo que pasará una tarde genial. Pero, hay algo la amabilidad surgida fue lo que atrajo a los otros cuatro pasajeros. Un hombre mayor que contaba en forma de anécdotas chuscas su paso por el destino, a lo que se dedicaba y sin querer estábamos ahí charlando de nuestras vidas, con un atardecer naranja frente a nosotros camino a nuestros hoteles. Olvidándonos del mundo y sus catástrofes estúpidas.
Según el diccionario de Google la amabilidad es un acto generoso, respetuoso y lleno de empatía. Cuánta amabilidad hace falta en este momento. De cuánta amabilidad carezco. Ignoro si vivimos tiempos complicados, es probable que era más difícil en la época de los dinosaurios. Aunque existen vestigios de esa época en que una persona cuido a uno de sus congéneres al romperse una pierna. Creo que ahora ya no podemos realizar esos actos extraordinarios, pero la vida cotidiana nos permite al menos sonreír, dar un gracias, pedir permiso y aunque habrá quien diga que se trate de conductas colonizadoras, creo que en este momento donde ya no queda nada por colonizar solo ganamos reconquistar cierta humanidad propia.
*Soy fotógrafa y cuentista
Cuentos: Anabel, Miel con veneno, Imágenes que cuentan, Entretenimiento para Adultos, El Cerrajero, y la Chica del Tutu. jazminahartiana@hotmail.com