José Carlos LÓPEZ HERNÁNDEZ*

XALAPA, VER.- La presente columna que comparto con las y los lectores de la Revista mujeres Shaíque forma parte de una conversación imaginaria entre un servidor y Ernesto Guevara de la Serna (1928-1967), la cual, cabe resaltar, no versó sobre su faceta como revolucionario o guerrillero, ya que eso gira en torno a nostalgias convertidas en fetiches anecdóticos. Todo lo contrario, esta breve charla imaginaria que sostuve con Guevara de la Serna se concentró en su capacidad intelectual, la cual, se traduce en posicionamientos teórico-políticos impregnados de una esencia epistemológica latinoamericana que, definitivamente, las nuevas generaciones podrían resignificar.

— José Carlos:

Desde tu punto de vista, ¿qué entiendes por la Teoría del Hombre Nuevo?

— Guevara de la Serna:

Puede significarse y resignificarse como una invitación a repensar nuestras existencias latinoamericanas, por tanto, puede interpretarse también como un grito por la desnaturalización de prácticas neocoloniales provenientes de sistemas de vigilancia, control y dominación sobre poblaciones a las que -de manera diplomática- el imperialismo ha denominado países periféricos o subdesarrollados, tratando de ocultar a su vez, categorías críticas e incomodas como la de oprimidos y marginados.

— José Carlos:

Lo anterior te lo pregunto porque estoy enterado que escribiste sobre eso en varios artículos y discursos, que, de manera póstuma, fueron recopilados en un texto titulado El socialismo y el hombre en Cuba y ahí pude leer que sostenías lo siguiente:

El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.

Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.

La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta. (Guevara, 1971, p. 122)

Entonces, ¿qué implicaciones tiene la Teoría del Hombre Nuevo después de escuchar lo que acabo de leerte?

— Guevara de la Serna:

Me recuerdo en esas horas, pero, hoy todo tiene un tono menos dramático, así, que siento que mi propuesta buscaba consolidar un posicionamiento crítico-humanista para los que no sólo queremos volvernos hombres nuevos, sino que también, asumimos la urgencia del reconocimiento de experiencias, saberes y conocimientos latinoamericanos, en otras palabras, la Teoría del Hombre Nuevo implica el derecho a la reivindicación de posturas y debates gestados bajo la lógica de la pluralidad del saber y el conocer.

Expresaré entonces que, la Teoría del Hombre Nuevo nos interpela para generar una dinámica de vida digna que combata el fenómeno de deshumanización, para después, hacer evidente la necesidad de un humanismo que se nutra de ideas y prácticas socioculturales bajo la esperanza de la arcilla encapsulada en las juventudes.

— José Carlos:

¡Interesante!

Pero, ¿en qué contexto nace tu propuesta?

— Guevara de la Serna:

Sin duda alguna, tuvo un origen durante y después de un proceso socio-histórico que la auxilió a fundamentarse, argumentarse y sustentarse de forma práctica, específicamente, durante mi experiencia antes y después de la revolución cubana.

— José Carlos:

Bien, ahora todo me queda más claro, ya que en ese mismo libro donde te comenté que sistematizaron varios de tus discursos, decías lo siguiente: “No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni “becarios” que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas” (Guevara, 1971, p. 118).

Sin embargo, a pesar de estas ideas tan interesantes, ¿por qué crees que una gran mayoría de las y los historiadores convencionales o mercenarios intelectuales sólo se han concentrado en tus hazañas como revolucionario o guerrillero?

— Guevara de la Serna:

No lo sé, sin embargo, esa gran mayoría de historiadores que venden humo como mercancías no han logrado observar, señalar y destacar la importancia que para mí cobraba la praxis latinoamericana. Mirá, en ese librito que tu mencionas que se titula El socialismo y el hombre en Cuba, seguramente, podrás encontrar algunas líneas discursivas donde yo dejo claro la importancia de consolidar existencias sociales que porten conciencias históricas que deconstruyan el individualismo como sentido y dirección de vida, ya que:

La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no sólo en la conciencia individual, en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este periodo de transición, con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia. (Guevara, 1971, p. 108)

Por lo anterior, hoy podría decirte que mi hipótesis es la siguiente: los hombres nuevos deben buscar la refundación de un sistema social, cultural, político y económico que dialogue con el concepto de trabajo más allá de un acto meramente personal. En pocas palabras, el trabajo puede ser personal en su ejecución, no obstante, el producto del trabajo debe plantearse de manera funcional para el colectivo desde su primera acción, construyendo así, un sentido de responsabilidad para con los otros. En ese marco, actualmente, diría que mi propuesta intentó descifrar la identidad que debía contener el Hombre Nuevo para con un nuevo orden social, cultural, económico y ético-político latinoamericano.

— José Carlos:

Entiendo, entiendo, pero, ¿cómo resignificar esas ideas en el siglo XXI?

— Guevara de la Serna:

Como parte de la búsqueda constante de nuevas relaciones sociales, culturales, económicas, políticas y ambientales en el marco de una rebeldía y resistencia ante el imperialismo, el colonialismo y el capitalismo. O lo que he escuchado -en el mundo de hoy- como neoliberalismo, globalización y eurocentrismo.

— José Carlos:

Entonces, para finalizar, ¿la Teoría del Hombre Nuevo es un intento por construir un conocimiento latinoamericano?

— Guevara de la Serna:

Pues, para mí, es un conocimiento que implica ser responsables con nuestro contexto; mirá, no nos hagamos pelotas, la pregunta no se trata de qué es, más bien, para qué es…

Por eso, invito a las nuevas generaciones a reivindicar los saberes, conocimientos y experiencias latinoamericanas, puesto que para mí eso sería un acto ético-político que nos ayudaría a liberarnos de los hechizos colonizantes y neocolonizantes que han esclavizado nuestras formas de sentir, pensar y actuar, de tal forma que, con la frente en alto y la voz muy clara, denunciemos ante el mundo lo siguiente: existen distintos espíritus enmarcados en viejos y nuevos imperialismos que nos han conducido a eso que actualmente denominan crisis civilizatoria.

Referencia:

o Che Guevara, E. (1971). El socialismo y el hombre en Cuba. México: Grijalbo.

* Egresado y docente de la Facultad de Sociología de la UV. Integrante del Comité Editorial de Sociogénesis. Docente invitado de la UPV. Asesor editorial externo de la Dirección de Actividades Artísticas de la SEV.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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