José Carlos LÓPEZ*
XALAPA,VER.- Los mundos sociales se convierten en escenarios de encuentros y desencuentros, los cuales, pueden generarse a partir de energías armónicas, inarmónicas o la mezcla de ambas. Por lo anterior, este abril (mes de las infancias), pretendo compartir con ustedes Un Encuentro Alquímico Del Tercer Tipo que experimenté de una manera muy peculiar.
Sin embargo, se preguntarán qué carajos es un encuentro alquímico del tercer tipo…
Quizás, lector o lectora de la Revista mujeres, sientas o pienses que mi planteamiento en torno al advenimiento de un encuentro alquímico del tercer tipo sea porque ando medio pacheco mientras redacto esta columna, pero no, hace tiempo que dejé de fumar esos cigarritos con los que al menos yo viví la tripolaridad de unos personajes famosos en el mundo de la pachequera: el payaso, la pálida y el bajón.
Pero bueno, vayamos al grano, un encuentro alquímico del tercer tipo se da cuando recuperas el espíritu de la Infancia y entras a una dimensión donde la magia de lo intempestivo se vuelve el aliciente perfecto para vivir emociones, sentimientos, pensamientos y acciones fuera de los Tiempos Adecuados o Convenientes, es decir, es cuando se rompen las convenciones y te adentras a un mundo de posibilidades donde reinan las imposibilidades. Es decir, en un encuentro alquímico del tercer tipo te percatas que la magia concentrada en espacios de conversación sin conversación trasmuta a conexiones que no necesitan de palabras para poder expresar afinidades en tiempos presentes, que buscabas en el pasado y que te dan la oportunidad de subir a naves del futuro.
Mi encuentro alquímico del tercer tipo lo viví en tres grandes instantes:
Del saludo que seduce a la posibilidad de un ritual abierto.
De las miradas que no se buscan a las miradas conscientes de encontrarse.
De las conversaciones sin palabras en el horizonte a las que alcanzan su punto dialógico de inflexión durante una noche infinita.
Ayer me dijo un ave que volara
Por donde no hay ardor
Que lo sufrido no resucita en sueños
Y en rezos nunca murió
Por lo tanto, un encuentro alquímico del tercer tipo es cuando esa voz interior -al muy estilo de Julio Cortázar- te habla y dice:
Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
En ese sentido, podría sostener que el encuentro alquímico que viví el viernes 11 de febrero de 2022 formó parte de un trayecto de posibilidades fraguado de ensoñaciones que dan pie a entrecruzamientos idílicos que derivaron de flirteos entre el Mito y la Leyenda; el Pox y el Sotol; el Hongo y el Peyote; la Catrina y el Diablo. No obstante, tengo que confesar que no logro condensar en un texto convencional lo que trato de contarles, ya que escapa a las posibilidades de la razón, pero, resucita en fractales Sentipensantes que aparecen y desaparecen bajo dinámicas paranormales que me remiten a infancias alienadas por la TV y la película de Spielberg titulada Encuentros cercanos del tercer tipo (1977) que se encargó de situarnos -varios sábados por la tarde- en estados lúdicos de ciencia ficción donde:
Una noche, cerca de su casa, en Indiana, Roy Neary (Richard Dreyfuss) observa en el cielo unos misteriosos objetos voladores. Desde entonces vive tan obsesionado por comprender lo que ha visto que se distancia de su esposa (Teri Garr). Encuentra apoyo en Jillian Guiler (Melinda Dillon), una mujer que también ha sido testigo de los mismos hechos. Juntos intentan encontrar una respuesta al misterio que ha alterado sus vidas. Al mismo tiempo, un nutrido grupo de científicos internacionales, bajo la dirección de Claude Lacombe (François Truffaut), empieza a investigar las apariciones de ovnis y otros extraños fenómenos.
La sinopsis anterior, condensa de alguna manera lo que he vivido como parte de Un Encuentro Alquímico del Tercer Tipo, que hoy, sentipienso así: nos dejó observándonos en la observación; comprendiéndonos y conociéndonos en la distancia; siendo cómplices de una confabulación; asombrándonos en el misterio.
En pocas palabras, Un Encuentro Alquímico del Tercer Tipo es lo que definitivamente sintió Fox Mulder por Danna Scully el día que se encontraron, por vez primera, en la oficina de los Expedientes Secretos X. Por lo anterior, lectoras y lectores de la Revista mujeres, no olviden tener presente que:
Ante la inevitable levedad de un encuentro alquímico del tercer tipo sólo nos queda experimentarlo como respuestas a interrogatorios que no lograremos decodificar, ya que quizás dichos encuentros forman parte de posibles relaciones que versan entre un somos que se configura solamente en un nosotros.
Por eso, si experimentan un encuentro alquímico del tercer tipo, es probable que comprendan lo que Mulder nunca se cansó de decir: No me voy a dar por vencido. No mientras la verdad esté allá afuera…
* Egresado y docente de la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana, región Xalapa. Integrante del Comité Editorial de Sociogénesis. Revista Digital de Divulgación Científica de la Facultad de Sociología de la UV. Docente invitado de la Universidad Pedagógica Veracruzana. Autor de libros, capítulos de libros, artículos de revistas, columnas en periódicos, conferencias y ponencias a nivel nacional e internacional.