José Carlos LÓPEZ*

XALAPA, VER.-Saben…

Bien dicen que no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla. Al parecer, es parte de un decreto existencial, ya que aplica en distintos aspectos de nuestras vidas, por ejemplo, las relaciones de pareja, pues así como inician, en algún momento concluyen. En fin, les cuento, hace algunos días tomé la decisión de cambiarme de departamento; ya había vivido varios años en la misma caverna y definitivamente, me estaba volviendo una sombra más de ese lugar o el eterno resplandor de una mente sin recuerdos de ese espacio petrificado de símbolos y signos que condensaba alegrías, tristezas, triunfos y derrotas. Pero bueno, al final, me armé de valor y desperté de ese letargo que duró varios años.

Viví en el mismo departamento por nueve años y ya era justo arribar a otro espacio; experimentar otras energías; superar pasados, enfrentar presentes y vislumbrar futuros. Todo cambio es favorable, ya que mueve aguas estancadas, por ejemplo, el cambio de casa es un ritual que conlleva guardar recuerdos materiales e inmateriales, así como abrir cajas de pandora que creías bien cerradas y que te permiten ver si has superado o no viejos demonios.


¿Qué encontré?
Fue una noche de chipi chipi y neblina, de esas noches xalapeñas que parecieran haberse esfumado bajo la tríada del paso de los años, la devastación de los bosques de niebla y el famoso calentamiento global; ahí estaba, tomándome un café y escuchando una rolita de reggae, todavía la recuerdo, FELICIDAD de Gondwana, jajajajaja, para variar, una canción que me recordaba un amor; un amor de esos como diría Cortázar que sin buscarlos los encuentras o te encuentran. En fin, al empacar tazas, artesanías, vasos, ropa, libros y de pronto, así como un imán atrae un metal, un sobre atrajo mis manos y estas, torpes y alocadas como siempre, se aventuraron a abrirlo.

Cartas de amor, de esas que juran; que desgarran; que ilusionan; de esas que combinan magistral y alquímicamente la utopía y la distopía. Sin duda alguna, cartas que por momentos largos (años) te hacen creer en los SIEMPRES y que poéticamente -como diría Machado- al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar; o existencialmente, se inmortalizan en una frase compleja y contundente: NADA ES PARA SIEMPRE.

¡Caray!

Esas cartas que en su momento -recordando nuevamente a Cortázar- te hacen creer en el poder ilusorio de la elección, pero que, con el tiempo, las resignificas y te noquean, de tal forma que te levantas de la lona y tratas de poner los pies sobre el suelo después de haber escuchado un conteo que a través del 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, te grita lo siguiente:

¡Como si se pudiese elegir en el amor, no seas ingenuo o ingenua, ese estado de ánimo que se codifica socioculturalmente tiende a transformarse en un pulverizador de huesos!

Es decir, tales cartas que un día -con la cabeza efervescente- fueron motivo de alegrías convertidas en motivación, hoy -con la cabeza fría- se transforman para sostener que el amor es un fenómeno complejo que refleja un entramado de interacciones y comunicaciones al interior de los mundos sociales lo que a su vez, nos ayudará a entender porqué el amor se ha vuelto sujeto-objeto de estudio de los arcoíris disciplinares y ha mutado en reflexiones y discusiones para filósofos, matemáticos, físicos, químicos, biólogos, psicólogos, lingüistas, literatos, antropólogos, historiadores, economistas, entre otros.

No obstante, la presente nota alquímica abordará dicho sujeto-objeto bajo el sentipensar de un sociólogo que se ha enamorado perdidamente dos veces y que en las dos ocasiones le ha tocado sacarse la espina de la pasión. Por lo tanto, recuperando algunas de mis clases universitarias sobre Niklas Luhmann, expresaré que el amor evidencia la lógica de la improbabilidad que permea la dinámica social de las y los individuos, ya que para dicho sociólogo alemán las y los individuos somos sistemas psíquicos que intentamos diferenciarnos del ambiente con base en el establecimiento de relaciones impersonales o de interpenetración humana, lo que comúnmente hemos denominado relaciones íntimas.

Veremos entonces que las relaciones de interpenetración humana se originan a partir del rompecabezas de la interacción que a su vez, produce los canales comunicacionales. En ese tenor, es como Luhmann afirmaba que el amor es un sistema de comunicación simbólicamente generalizado, en otras palabras, el amor produce las instituciones semánticas que permiten generar códigos de comunicación que definen las reglas del juego donde tiramos los dados que nos incitan a formular, expresar o simular sentimientos.

Por mi parte, argumentaré que por medio del código amor se pueden SENTIPENSAR los vínculos existentes entre la comunicación y la estructura social, cobrando sentido a su vez, el siguiente esquema:

Ego (El amante) Alter (El amado) Proyecto de vida en sintonía
2 sistemas psíquicos interactuando y comunicándose a partir de un sistema de comunicación simbólicamente generalizado: el código AMOR

 

 

 

En síntesis, para Luhmann la pasión es el símbolo del código semántico AMOR. En este sentido, si el amor puede entenderse como un código de comunicación vale la pena preguntarnos lo siguiente:

¿Qué relación existe entre la sociedad y el amor?

El caleidoscopio del amor nos muestra los espejos de las relaciones íntimas reflejando a su vez la interrelación prismática entre la diversidad sociocultural y la gama de experiencias amorosas y sexuales disponibles. Es decir, el código semántico que determina las relaciones de reciprocidad (amor de pareja) no escapa de la dinámica y el cambio, ya que el devenir de las estructuras sociales trastoca los códigos del amor.

Por ejemplo, el sistema capitalista y el modelo económico neoliberal nos han vendido el amor como objetos o experiencias de consumo que encierran dinámicas de inversión, fluctuando, en un mercado de pasiones individualistas que tienden a la acumulación de intimidades, hoy en día, en el marco de la fragilidad de vínculos humanos.

 

*Egresado y docente de la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana, región Xalapa. Integrante del Comité Editorial de Sociogénesis. Revista Digital de Divulgación Científica de la Facultad de Sociología de la UV. Docente invitado de la Universidad Pedagógica Veracruzana. Autor de libros, capítulos de libros, artículos de revistas, columnas en periódicos, conferencias y ponencias a nivel nacional e internacional.

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