José Carlos LÓPEZ HERNÁNDEZ

Hoy, el día que decidí disfrutar de la calma vacacional, una voz intimidante, pero a la vez, cautivadora, apareció en mi cabeza para decirme:

— Oye, sociólogo, te has dado cuenta que estamos inmersos en realidades llenas de peligros que devienen de mundos naturales y sociales.

Inmediatamente después de escuchar esa voz, la calma vacacional mutó en una interrogante que invadió mi cabeza:

¿RIESGO?

 

Una palabra en forma de pregunta que me inspiró a repensar algunas reflexiones derivadas del pensamiento de Anthony Giddens, un sociólogo londinense que nació dos años antes de finalizar la década de los 30 del siglo XX, es decir, en 1938. El científico social, antes mencionado -que afortunadamente sigue entre nosotros y nosotras en esto que denominamos realidad- sostiene en su libro titulado Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas, que la idea de riesgo se utilizó constantemente -entre los años 1500 y 1600-  por navegantes occidentales (yo diría, que una gran mayoría, invasores y colonizadores) durante sus travesías por mares y océanos.

Por ende, veremos que las primeras nociones en torno al riesgo se ligaban a narrativas que versaban sobre la tríada TIEMPOS-ESPACIOS-LUGARES, ensambladas a su vez, en complejidades situacionales enmarcadas en contextos de incertidumbre. Lo anterior, me invita a repensar, la manera en la cual, la idea de riesgo se convierte en cálculos que las y los seres humanos formulamos sobre las realidades que nos rodean. Por ejemplo:

  1. Durante la explosión de un volcán, algunos de los riesgos inminentes serían que los gases emanados de la estructura geológica provoquen dolores de cabeza, asfixia, vómitos e irritaciones en los ojos y la piel, además de dañar las cosechas y las estructuras metálicas, así como, la contaminación del aire y el agua.

 

  1. Al momento de realizar el famoso fracking (técnica usada para extraer petróleo o gas de esquisto) se hacen uso de diversas sustancias químicas que pueden representar riesgos para la salud humana, tales como: cáncer, mutaciones, alergias y afectaciones a los sistemas endocrino o nervioso; en el caso del medio ambiente, se pueden experimentar sismos, contaminación de mantos acuíferos, generación de sequías en fuentes de agua, rupturas de las capas de suelo subterráneas, entre otras.

 

  1. Después de la pandemia COVID-19 se han sobrepotencializado un conjunto de ansiedades psicosociales en torno a la posibilidad de riesgos, entre ellos, las nuevas olas de contagio, los reajustes geopolíticos, las recesiones económicas, las crisis alimentarias, las sobredepedencias tecnológicas, los retrocesos ambientales, etc.

Momentos después de ese instante de reflexión interna, esa voz íntima y cautivadora, estalló nuevamente en mi cabeza para gritarme:

— Sociólogo, no crees que es demasiado absurdo e ingenuo asumir que la idea de RIESGO se relacione a la noción de SEGURIDAD.

En ese instante, me di cuenta que la voz intrusa trataba de decirme que la humanidad cuenta con muy pocas seguridades para enfrentar inseguridades fragmentadas en riesgos ambientales y sociales, lo cual, me hizo recordar la manera en la que Giddens (2020) distingue entre riesgo externo y manufacturado.

El primero, hace alusión a todas las probabilidades de afectación que la naturaleza puede provocar sobre la humanidad y el segundo se refiere a todas las afectaciones que los seres humanos podemos generar sobre la naturaleza. Por lo anterior, es pertinente aclarar que los riesgos externos tienden a mimetizarse con los riesgos manufacturados y viceversa, de tal forma que, podríamos decir que los riesgos externos y los riesgos manufacturados se entrelazan, pero, no podemos calcular con exactitud su vínculo hasta que ocurren.

Nuevamente, la voz hizo su aparición, pero ahora, para increparme con una pregunta perturbadora:

— Entonces, sociólogo, ¿qué nos queda ante la presencia de riegos en el transcurso de nuestras miserables existencias?

Tal pregunta, me invitó a voltear nuevamente al pensamiento de Giddens (2020), ya que este último nos dice que la idea de principio precautorio nació en los años 80 en Alemania -en el marco de debates ecológicos experimentados en Europa- para referirse a la capacidad del Estado y la ciudadanía para actuar de manera activa y conjunta ante toda situación de riesgos.

En pocas palabras, para Giddens (2020) la interrelación entre ciencia, tecnología, humanidad, sociedad y naturaleza ha permitido algo que denominaremos gestión de riesgos, lo que, a su vez, nos ayuda a percatarnos que las sociedades actuales no son más ni menos arriesgadas que las anteriores, pero, el balance de los riesgos externos y manufacturados se ha trasformado ante el devenir de la historia.

*Egresado y docente de la Facultad de Sociología de la UV. Integrante del Comité Editorial de Sociogénesis. Docente invitado de la UPV. Asesor editorial externo de la Dirección de Actividades Artísticas de la SEV.

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