Laura JAYME*
PACHUCA, HGO.- La escena independiente en Xalapa está celebrando la diversificación de las narrativas y modelos de producción musical: es momento de escuchar potentes liricas, y sumarnos al posicionamiento de las mujeres jóvenes en la programación de festivales de música y foros independientes, la participación de las mujeres como creadoras y productoras musicales es posible por que resisten al super exigente modelo de producción autogestiva, confrontándolas en la contienda por los apoyos institucionales o los espacios para presentarse en la ciudad. Sin embargo, la escena xalapeña es un ejemplo del trabajo en red y de permanente colaboración.
Para esta colaboración revise el material de la producción musical de Xanat la Princesa de la Vainilla, que es de Gabriela Moncayo, ella es cantante y compositora. Su música es una propuesta influenciada de Soul, Jazz, Rock, Pop y Reggae, para entender el proceso creativo de Gabriela Moncayo es necesario revisar sus influencias culturales: mitos y narraciones orales que se originan de la cultura totonaca, la lírica de los temas de esta producción se titula Xatachiwin Xanat, Princesa Xanat, Taxkat: polinizador, Matsakenán y Patsakenán: perdonar y olvidar contando con la voz de la nahua parlante Edith Santiago.
¿Cuándo eras niña a qué juego le dedicabas más tiempo?
Recuerdo salir a jugar con mis amigos del barrio, jugábamos en la calle y eso nos tenía divertidos por muchas horas, también recuerdo haber jugado a la banda de rock en casa de mi papá, yo jugaba a que tocaba la guitarra, tenía una allí, una batería y cuando mi papá me notaba emocionada por verlo ensayar con su banda él me ponía una base rítmica y me daba un pandero, o algún instrumento de percusión menor, y me dejaba ensayar con ellos. En el barrio donde mi papá vivía no había tantos niños para salir a jugar, por eso me involucraba en sus actividades, y cuando jugaba sola me prestaba sombreros, chalecos y recuerdo muy claro que me gustaba ponerme unas botas de casquillo que me quedaban grandes, pero me hacían lucir “rockera” y por eso me gustaba mucho ponérmelas.
¿Cómo fue tu formación cultural en la infancia? ¿A qué tipo de eventos acudías?
Mi primera escuela fue el Centro de iniciación Musical Infantil de la Universidad Veracruzana, ahí fue donde conocí el coro “La pequeña cantoría” bajo la dirección de la mezzosoprano Ana Elgarte, éramos más de 20 niños en ese ensamble y participábamos en certámenes nacionales, eso fue una época de constantes conciertos desafiantes, y donde la disciplina musical jugaba un papel importante, ya que exigieron de mí el desarrollo temprano de la empatía que sucede cuando se trabaja en equipo por un logro en común.
¿Cómo fueron las actividades artísticas que más recuerdas en tu infancia?
Las giras a los encuentros corales sí que los recuerdo, fueron momentos que me ayudaron a crecer, la primera vez que salí de viaje por mis actividades del coro yo tenía alrededor de 7 años, ni siquiera con mis padres me sentía tan estimulada y entusiasmada por salir, como cuando las presentaciones fuera de Xalapa, a veces llegaba la fecha de la salida y no podía dormir, pues había muchos nervios, no quería volver a llegar tarde, recuerdo por ejemplo: sucedió una ocasión, cuando mi papá llegó tarde al lugar de nuestra cita y casi pierdo el viaje, por lo que desarrollé un mecanismo donde me pongo en sobre alerta y es entonces que puedo de estar al pendiente de la salida y las interacciones nuevas que suceden al salir de viaje, con compañeros de escena, la responsabilidad por el cuidado del equipo y del espectáculo se comparte entonces cada gira enseña distintas cosas y por eso vale la pena salir de gira. Y aprender a gestionar, tiempos, economía, distancias, etc. Me gusta pensar también que la música es mi medio de transporte para conocer muchos bellos lugares, que conmemoro y recuerdo con mucho cariño y aprendizaje cada uno.
¿Cómo se vive la experiencia autodidacta en la formación musical?
Es mi batalla, y constantemente me reconozco en la lucha de estar aprendiendo, de otorgar el valor del trabajo y estar actualizada con los modelos de producción musical independiente.
Es difícil aprenderlo y llevarlo a cabo de manera ordenada y justa para valorarme como una artista autodidacta, como la mayoría de mis colegas he aceptado que aprendo más ensayando y tocando con ellos que maltratando mi proceso por los intereses estéticos que a las academias en el momento les convenga. Siempre me costó trabajo apegarme a un sistema educativo para un proceso de aprendizaje tan personal, artísticamente yo pienso depende de cada persona, pues no todos tenemos las mismas oportunidades, pienso que en general todos tenemos nuestro ritmo para aprender cosas, es por eso que quizás he puesto atención en varios lugares y métodos de aprendizaje a la vez, como tocar diferentes géneros para conocerlos, o hacer multidisciplinaria la experiencia.
Desde la valoración de tu trabajo ya estas poniendo en práctica tu formación profesional, me pasa que hay días en específico que me cuesta calcular el verdadero costo de una jornada laboral mía ya que no existe institución que pueda todavía pagar el tiempo por hacer una canción, ensayarla, convocar músiques, por dar y producir un show, y/o todo lo que implica la producción musical de una sola canción para compartirla en plataformas, que eso es otro tema que hace de pronto revalorar todo el esfuerzo por tener algunos escuchas, y la mínima ganancia en regalías, porque las plataformas nunca han beneficiado directamente a los músicos que no tenemos un sello o disquera de la industria musical.
¿Cuáles son los proyectos musicales que te proyectaron a la escena independiente musical?
Comencé como la vocalista y guitarrista en Mal de Ojo, era una banda de reggae, participamos en ferias de libros en Xalapa, y algunos eventos independientes de la zona Veracruz- Boca del Río, Córdoba, Orizaba y el desaparecido o renovado Distrito Federal, y en una ocasión algún festival en Culiacán también. Después canté en Lava de Hawaii que es una banda de rock con la que he girado a nivel nacional y en festivales y foros independientes, a finales de 2024 reactivamos con un par de conciertos en Xalapa y la CDMX para tocar repertorio conocido ya por seguidores en estas dos ciudades; también tuve el gusto de cantar en Guacamole que era una banda de jazz y hiphop con la que también giré y gracias a eso cumplí una de mis metas: que fue salir del país para estudiar música, gracias a una beca en Berklee College of Music, y después de eso comenzar a colaborar con destacados músicos de la escena nacional, así como también con muchas personas con las que hacer música se siente como parte de nuestro lenguaje familiar.
¿Cómo se origina el proyecto Sola no tan sola? ¿Quiénes y dónde se ha presentado el espectáculo?
Se origina de charlas y coincidencias de shows con Agnés Hélene, una música francesa que vivía en Xalapa, conversando con ella acerca de lo que significaba e implicaba para cada una hacer música a nivel solitario, donde todo tenía que resolverse por nosotras mismas, el show, la música, el audio, publicitar, el poder de convocatoria, el registro, etc, así que nos organizamos para trabajar entre nosotras mismas una gira, esta vez con ayuda de la otra al tiempo del show, tocar en el mismo escenario, mientras la otra cubría otros roles de la producción, consecuente de una gira autogestiva, organizamos unos conciertos en Xalapa, Puebla y Veracruz, la misión era tocar en distintos lugares de estas ciudades con el beneficio de estar acompañadas por nosotras, tocar “Solas” pero andar “no tan solas” y así acordamos nombrar la gira “Sola no tan sola”, después se unieron dos amigas más quienes también eran cantautoras, Alejandra Paniagua y Amanda Alafita, pues para ese momento éramos pocas las mujeres que decidimos hacer carrera sin una banda que te respaldara, y un poco también por las experiencias que teníamos, tocar siempre con más hombres que con mujeres, y porque hacer carrera en solitario parecía seguir siendo una rebeldía. Como mujeres, de pronto suele ser más difícil por las actitudes “mansplaineras” que tienen los hombres, ya que te ven llegar sola y entonces quieren darte una clase de cómo tienes que conectar, tocar, y/o sonar… quizás eso ha cambiado un poco de esos años para acá también, pero siempre es desafiante y hay que saber improvisar. Y muchas veces hacer de tripas corazón y a la hora del show demostrar por qué vengo SOLA, y no tan sola porque mi propio trabajo de afuera del show, también vale por el de dos o más personas. SIEMPRE.
Recientemente estrenaste Xanat la Princesa de la vainilla, cuéntanos de este proceso creativo ¿Qué significa para ti retomar la leyenda de la princesa totonaca?
Exploré los recuerdos que tenía de la leyenda de la princesa Xanat, y realicé la composición y la producción de cuatro temas musicales, el proceso fue un camino de regreso al estudio del abuelo donde estaban los instrumentos (una marimba, un teclado, una guitarra acústica, percusiones) y ese mural del Tajín con la pirámide de los nichos, en esa pared blanca, ahora que lo pienso creo que él mismo lo pintó, porque no recuerdo saber que alguien más entrara a ese estudio de la familia, sólo él, mi papá y yo, y así resurgió el recuerdo del abuelo Efrén muy orgulloso de su raíz en el Totonacapan, y del estudio de su casa en Xalapa. Fue maestro y con algo debía entretenerme, tocando y mostrándome cómo colocar un disco de acetato, o contándome cosas, hace no mucho escuché otra vez como una amiga me contaba esta leyenda, y traté de recordarlo como si me lo contara él mismo, solo que ahora traté de entender el relato como algo que da origen y no el enfoque donde la mujer es sesgada por ser mujer.
Para esta producción colaboré con la flautista Desiree Antonio Rivera, el pianista Moské Doble O, Edgar Gómez en el contrabajo y en la producción y grabación de baterías y bajo eléctrico estuvo Efrén Ponce Vidal Martí, quien curiosamente después de contarle mi idea resultó también provenir de una familia Papanteca, la mezcla y producción se realizó en Cuarto Rojo Estudio, en la ciudad de Xalapa, presenté el resultado del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico PECDA en un concierto en el Foro Guadalupe Balderas en el Centro Recreativo Xalapeño y después en el Museo de la Música Veracruzana.
Realizar Xanat significó conectar con una parte de mis raíces, ya que mi familia paterna es de Papantla y desde mis recuerdos de niña tengo la memoria de mis abuelos orgullosos de sus orígenes totonacas, mi abuela era hablante de Totonaco, de la afición del abuelo por los relatos que quizás el grupo de sabios abuelos Totonacos le contaron, para mí retomar la leyenda de Xanat significó reconocerme como mujer independiente y auto educada en la cosmovisión Totonaca, para mí actualizar la lectura del mito de la princesa Xanat me ayudó a reconocer la importancia de las mujeres que despiertan a su vida espiritual, sexual, moral y aunque sea en desafío logran sus propósitos. Y también del papel que juega el patriarcado “no los hombres” sino el supuesto papel que debemos cumplir cuando “no obedecemos” las voluntades ajenas.
¿Cómo ha sido tu proceso en la creación de música para teatro? ¿Dónde y con quienes has colaborado?
El trabajo que recientemente he hecho es la musicalización en vivo de “Aunque pensándolo bien, la culpa es de Cristóbal Colón” de Ana Lucía Ramírez, presentándose una temporada de verano en el Foro “El Galeón” Abraham Osceransky y después en Xalapa, en el Foro Área 51, me han permitido desarrollarme como una creadora diversa, y hacer mucho uso de la improvisación en vivo, hacer uso de recursos de arte sonoro, noise e impro. Antes me sumé al diseño sonoro de la obra de teatro “Kassandra” de Sergio Blanco, dirigida por Karina Meneses y Ana María Aguilar, de la ORTEUV.
¿Cuándo ha sido que te has sentido respaldada por las mujeres que te rodean y dónde se han propiciado esas muestras de apoyo?
Siempre me he visto rodeada de mujeres, primero mi mamá y mis hermanas ellas siempre han sido un pilar y apoyo, para mí como persona y profesional. También las amigas, soy de tener siempre amigas muy importantes en mi vida, relaciones de muchos años y que me han conocido desde que esto sólo era mi sueño, y creo que es gracias a ellas también que en situaciones personales y artísticas las amigas me unen al arte.
¿Por qué es necesaria una red de mujeres creativas para la circulación de proyectos autogestivos en la escena musical?
Siempre vamos a necesitar un equipo de trabajo, además de que hay mucho talento entre mujeres, personalmente he recibido reconocimiento y estímulos de parte de las instituciones para desarrollar mi perfil profesional y me duele reconocer que por mucho que yo esté participando en los modelos que proponen las instituciones que administran la cultura en el país, es inaccesible un estilo de vida donde las mujeres puedan desarrollar sus capacidades artísticas de la misma manera, el salario no está garantizado en los procesos de creación con los recursos que disponemos por medio de las instituciones, y en lo independiente mucho menos, considero que es urgente diversificar los modos de organización del gremio musical y artístico. Hacer las cosas no tan sola para mí es un espacio de creación con mujeres que han decidido hacer red y tejer conmigo historias de colaboración y sinergia, y también con buenos amigues que siempre han creído y admirado a veces hasta más que yo, mis propias creaciones.
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*Egresada de la Facultad de Teatro por la Universidad Veracruzana actualmente se desempeña como docente en el Colegio de Veracruz y en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Promotora de lectura de escritoras mexicanas y cuenta cuentos.