Karla MARTÍNEZ DE AGUILAR
Fotografías: Cortesía del artista
CDMX.- Platicar con el gran Horacio Franco, un hombre excepcional en todos los sentidos, gran ser humano y el más digno representante de la música barroca en México, ¡siempre es muy grato! Polifacético, controversial y sin pelos en la lengua al expresare, pone en el dedo en la llaga de lo que no está bien en México aún asumiéndose chairo.
El 12 de abril de 1978, Horacio Franco hace su debut en el Palacio de Bellas Artes, una oportunidad de compartir con su público un repertorio clásico e indígena, que dio muestra de su talento magistral para interpretar la flauta de pico.
Aún cuando no creo en la numerología ni la astrología, ¡soy ateo, racionalista y objetivo!; creo en el cerebro humano como único Dios que existe. Los seres humanos creamos todos esos motes, ordenamientos, deseos, anhelos, demonios, etc., pero investigando por curiosidad, el número 45 suma 9 y la explicación que dan los numerólogos me gustó.
El 9 significa generosidad, madurez, amante de la humanidad, de extremo servicio, de sabiduría, altruismo, etc., y por ello, preparé un programa memorable que además de incluir darle un servicio como artista al público, los hiciera partícipes para lograr una comunicación entre ambos. Y con lleno total, celebramos juntos que un 12 de abril de 1978 debuté como primera vez a los 14 años en el Palacio de Bellas Artes.
Cada 5 años hago un concierto de festejo a la par de las invitaciones que me hacen para tocar en este recinto. ¡Espero volver a los 50 años de carrera musical!
Horacio Franco es un músico metódico, nunca deja de ensayar y de investigar para generar nuevos reportorios musicales lo que lo ha llevado a ofrecer conciertos y clases magistrales en Europa, Medio Oriente, África, Oceanía, Asia, Norte, Centro y Sudamérica.
El año pasado toqué en Culiacán y Estados Unidos el concierto para flauta llamado La Llorona; ahora, en Bellas Artes, fue la ocasión perfecta para tocar temas tradicionales mexicanos al estilo barroco. Este concierto fue escrito por Samuel Murillo, joven compositor y violinista que toca en la orquesta de Culiacán; ¡quedó como el anillo al dedo para cerrar este evento! Me acompañó la generosa y maravillosa orquesta juvenil Carlos Chávez del Sistema Nacional de la Música; gracias a ellos, pude hacer este concierto, gestionado por Arturo Plancarte y por mí. Fue un arriesgue de taquilla, no pedí y ni estoy para pedir apoyo del gobierno; me brindaron el palacio solamente para el concierto que celebro cada 5 años. Agradezco la contribución generosísima de la Escuela Carlos Chávez y por supuesto, a todo el público que me acompaño.
¿Cuál es el panorama para la música barroca en México?
La sociedad mexicana es un conglomerado enorme de gustos y preferencias, que ha estado en un momento dado permeada por muchos factores. En cambio, en la mayoría parte del mundo (Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón o Corea) son ávidos a la música clásica, aunque cada país tiene una preferencia de géneros.
La música clásica siempre ha sido catalogada para “conocedores” que es una total falacia, ya que los compositores escribieron para generar sensibilidad en la gente y estuvo adscrita a la sociedad europea, jerarcas eclesiásticos, príncipes, reyes, condes y duques, porque ellos los patrocinaban; un obrero o carnicero podía patrocinar la creación de esta música.
Las artes fueron albergadas por un círculo social muy pequeño: los Médici, en Florencia, gente con dinero y poder en los siglos 15, 16 y 18, pero con la Revolución Francesa todo cambió; los teatros comenzaron a cobrar las entradas y sólo la gente rica podía pagarlos. Con la cara de la democracia, los músicos siempre hemos dependido de la gente con dinero, pero no está hecha solo para ellos, está hecha para sensibilizar a todos.
Hoy por hoy, el estado mexicano como en los años 30`s, tuvo a bien dedicarse a patrocinar la cultura; un enorme acierto del gobierno priista, modelo copiado del socialismo. En esa época, crearon el Instituto de Antropología e Historia, el Palacio de Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica Nacional y después, se vino abajo con la caída y el estancamiento que tuvo dicho partido durante tantos años. Ello, también le afectó a la cultura; con el neoliberalismo se privatizó la cultura, fue un período de corrupción y mega proyectos, o solistas internacionales que venían y les pagaban tres o cuatro veces más de lo que le pagaban en su país. En este periodo, la corrupción fue tan fuerte y grosera; me consta porque tengo las nóminas de lo que le pagaban a un solista mexicano el sexenio pasado y cuánto a un extranjero, de manera que nadie me diga que era mejor en el neoliberalismo. Si no hubiera habido corrupción en todas las cuestiones, hubiera sido un sistema total y absolutamente maravilloso donde México sería un país riquísimo lleno de repartición justa. Hoy por hoy, el estado mexicano seguirá invirtiéndole a la cultura porque no se pueden deslindar de eso, pero le está poniendo mucho énfasis a las culturas comunitarias que antes estaban olvidados como en la danza clásica y la ópera.
Con este nuevo gobierno, ya no hay un gasto oneroso de dinero, hay más atención a las comunidades indígenas y están balanceando a la cultura, pero no podemos olvidar la influencia de los medios masivos de comunicación a partir de una cultura basura, vendible, fácilmente digerible y comercial donde al igual que la comida chatarra y rápida, no toda la música es mala. Me refiero a la cuestión visual, repetitiva, obsesiva, textos fuertemente erotizados, agresivos del reggaetón, narcocorridos, entre otros géneros que atraen mucho, nos han enseñado que lo prohibido es lo deseado.
Y, la música clásica tiene un nicho muy especial de gente sensible en México a diferencia de Europa o Estados Unidos que abarca desde jóvenes hasta adultos de todas las clases sociales.
Desde hace 30 años, he tocado en cada uno de mis conciertos música clásica, tradicional e indígena, piezas inspiradas en la música maya, de los tzotziles o los voladores de Papantla, voy combinando las piezas; lo importante es mostrar que un indígena puede estar al lado de Bach o de Vivaldi. Aunque soy chairo, no tiene nada que ver con este gobierno los repertorios que toco, porque es la música más mexicana que existe y que debería de estar en el gusto del público mexicano.
Hablando de política, con el gobierno de López Obrador ¿se sientan las bases de ese país tan anhelado por muchos con tolerancia y respeto?
La 4ta. Transformación que ha iniciado este presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por muy chairo que yo sea, por muy admirador del gobierno que sea, reconozco que lamento y me entristece muchísimo que no le interese tanto lo que hacemos nosotros, los artistas, pero le ha metido mucho a la reivindicación de las artes tradicionales.
Por eso, no creo en un partido y en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), honestamente tampoco, pero sí creo que hay en Morena mucha gente muy capaz como Rafael Barajas “El Fisgón” o Héctor Díaz Polanco, pero no creo en la gente que forma un partido sólo por formar un partido político.
Hoy por hoy, que la vida pública es pública, como dice López Obrador, despepitamos en contra de los gobiernos pasados, ya que hacían lo que se les daba su regalada gana; hicieron al pueblo apático, apolítico, si decías algo te reprimían, desaparecían, por eso, no decíamos nada por esa desconfianza. Ahora, me volví analista ciudadano, no sé de paradigmas políticos, sólo soy un ciudadano.
No quiero decir que la corrupción ya se acabó con López Obrador porque esas conductas están arraigadas desde hace siglos y se llevarán varios años para que esto empiece a cuajar; no va a cambiar la mentalidad tan rápido, sigue habiendo mucha desconfianza porque hay factores para que desconfíes. Por ejemplo, casos como el de Alejandro Gertz Manero, ex fiscal general de la República o como el Comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño Yáñez, obviamente te hacen trizas la esperanza que puedas tener, pero la obra pública se está viendo en el aeropuerto, tren maya, los adultos mayores, las pensiones, los minusválidos, la política internacional tan digna que esta representando López Obrador en los Estados Unidos, aumento a los salarios mínimos, y la economía que va tan bien y el peso ante el dólar.
Hay que reconocer como oposición a la gente que no está de acuerdo con el gobierno, pero hay que tener argumentos sólidos para poder criticar lo que no está bien y no decir que todo está mal solo por decirlo. Lamento que no le interese tanto la música clásica como el béisbol, pero finalmente está haciendo muchas cosas; los ricos empezaron a pagar impuestos y no se han ido a la baja ni a la quiebra. Está haciendo un esfuerzo por la soberanía nacional con el litio, electricidad y hay cosas con las que no concuerdo, pero lograr una soberanía nacional no es fácil.
Horacio Franco ha tocado en los mejores recintos culturales con las condiciones para brindar un gran concierto, pero también su compromiso musical lo ha llevado a tocar en lugares no aptos
Lo último que cuenta, es el recinto, tiene prioridad la gente que te está oyendo. Tocar en Bellas Artes que es tan sublime, es un privilegio, pero el mismo amor doy al público ahí que en un lugar en Iztapalapa al aire libre, con condiciones difíciles, donde hay perros, ambulancias. A veces, tienes que tocar en condiciones no favorables, pero el público hace el espectáculo; si tocas en la sierra de Oaxaca y el público es maravilloso, me aviento.
El compromiso como artista, es ser un canal de un compositor vivo o muerto que pasa ese mensaje con mi personalidad; solo soy el traductor.
El activismo es parte de la personalidad de Horacio Franco, su marca personal.
Me ayudó mucho mi educación como adolescente en Holanda donde viví una democracia real igualitaria, donde el pueblo se hace del poder, donde ves llegar al presidente en su coche, ver la no discriminación, la convivencia de todas las etnias, razas, donde a pesar que hay muy poca corrupción, el corrupto va a la cárcel, por muy gran político que fuera. Y, aunque nunca dejó de verse un poco se segregación entre algunas comunidades por una condición humana, no hay nada que impida que un musulmán, un negro y una holandesa tengan una relación respetuosa y funcional. Vivir todo lo anterior, me ayudó mucho, ver esa igualdad de condiciones, esa reivindicación de la mujer y de la identidad sexual como parte importante de la sociedad. Cuando llegué a México en 1985, me di cuenta que nuestro país sigue una dictadura perfecta debajo del agua; cuando ya tuve una carrera posicionada y fundamentada, empecé a hacer activismo de mi comunidad LGBT, por los indígenas, los migrantes, las minorías y a abrir más la boca, y en otro momento, no hubiera podido con la represión, te proscribían si te declaraban rebelde y siempre me calle la boca.
Ya con una posición consolidada como artista, puedes tomar el camino que tú quieras, y yo elegí el de la izquierda porque viví en un país de izquierda, que te garantiza per se una distribución equitativa de riqueza que las derechas conservadoras no y que siempre unos cuantos van a tratar de dejar al pueblo pobre.
2023 ¿qué proyectos realizarás?
Voy a hacer un espectáculo adagio del ballet con unos bailarines y con Rubén Martínez, dirigidos por Martín Mendieta, un gran corógrafo; voy a tocar en la presentación del libro de Enrique Cortázar que va a presentar Elena Poniatowska y luego voy a Italia en julio-agosto, después a Corea presentando el concierto de La Llorona, continúo con el Festival Cervantino y con varios proyectos que se presentan después de la pandemia que representó un agravio terrible a nuestra identidad económica y moral. Ahora que se está recuperando todo, hay que esperar a que todo se normalice, que quiten las regulaciones de pandemia de México y empecemos una nueva época. Ha sido una época sufrida, con incertidumbre y zozobra, pero estoy tratando de hacer lo mejor posible, y con la pandemia, tuvimos Arturo y yo nos tuvimos que ajustar; él fue mi apoyo porque con mi sueldo del conservatorio no hubiéramos podido sobrevivir.