LOS NEGATIVOS DE LA EMIGRACION

Mtro. José María Villalobos Rodríguez

La emigración no es algo nuevo. Lo novedoso es la cantidad de gente que hoy, por múltiples motivos, está huyendo del Sur al Norte. Que de Venezuela hayan salido siete millones de habitantes o que de Senegal, Mesoamérica, Cuba, Haití, Ucrania, entre otros países ocurran grandes éxodos simultáneos es sorprendente. Naciones Unidas, la Unión Europea o Norteamérica están siendo rebasadas. Las fronteras demuestran su fragilidad, los polleros o coyotes hacen negocios multimillonarios; se reportan con frecuencia los abusos de las autoridades migratorias tanto en la Europa desarrollada como en nuestras fronteras sur y norte. Lo mismo sucede en la isla de Lampedusa, en Italia, que en Ciudad Juárez, Tijuana, Reynosa, Tapachula o Monterrey.

Turquía está cobrando a la Unión Europea por cada migrante que retiene en su territorio. En parte, la salida del Reino Unido de la Unión Europea se debió al rechazo de sus habitantes a la virtual invasión extranjera. Miles de jóvenes rusos en edad de ser llamados a las fuerzas armadas para reforzar la invasión a Ucrania han preferido huir a Finlandia o Noruega. De Ucrania, lo mismo: miles de ucranianos salen hacia Canadá o Estados Unidos. Otra causa de migración son los eventos climáticos extremos (sequías, inundaciones) las guerras civiles y la violencia sin freno alguno.
Ni la creciente industrialización de México lo ha salvado de que miles de sus ciudadanos abandonen familia y patrimonio para irse a trabajar “al otro lado”. Si se recorren pueblos de Oaxaca, Michoacán, Zacatecas o Guanajuato, se nota en las familias la ausencia de los padres. Los hijos quedan al cuidado de abuelos y de la madre. Pasan años yendo y viniendo al Norte y para esos niños crecer con la ausencia paterna es lo cotidiano. No llegan a valorar lo que un padre representa y carecen de un ejemplo a imitar. Cuando crecen así, posiblemente serán dañados por ese vacío, un vacío de afecto, de compañerismo que les hará personas diferentes de quienes si crecen con papá y mamá.
Está comprobado que los envíos de remesas a países que tienen como líder a un dictador (p. ej. Venezuela, Nicaragua) contribuyen sustantivamente a que este tipo de mal gobierno permanezca. Las remesas no expresan por solo riqueza; son un pago por un trabajo hecho fuera del país de origen de quien la envía y una evidencia de fracaso en la competitividad de cualquier nación. Por ello, países como Suiza son reacios a recibir extranjeros. Ellos piensan que no es una obligación de ellos el dar acogida, empleo o ingreso a extranjeros que nunca han contribuido con impuestos a sostener los servicios públicos de su país. Entre los países de la Unión Europea se permite la movilidad del trabajador nativo sujeto a escasez de mano de obra o, en el caso de profesionales, que se cumpla desde sus universidades con planes de estudios reconocidos por otros sistemas educativos, que hablen idiomas – de preferencia. Se explica que jornaleros españoles recojan cosechas en Francia o que obreros polacos se empleen en factorías alemanas. Pero se hace bajo un orden, con controles de población y de aspectos laborales. A diferencia de África o Latinoamérica, el envejecimiento de la población europea y las bajas tasas de natalidad generan una demanda elevada de enfermeras, geriatras, terapistas físicos que se da solo bajo condiciones de decrecimiento demográfico.
El COVID y sus secuelas le costaron a México la pérdida de cuatro años de esperanza de vida y cerca de 750 mil muertes evitables. En el medio urbano el impacto sobre los servicios públicos fue brutal. Fueron rebasados y por mucho. En respuesta, ahora los servicios privados de salud, medidos en consulta y compra de medicamentos, han rebasado a los públicos. La economía de la salud tiene una lógica costo – beneficio impecable. Es por ello que la atención a la salud con medicina privada es hoy día en México uno de los principales destinos del dinero que envían los migrantes. Los otros son alimentación y mejora a la vivienda. En los centros turísticos los migrantes del campo a la ciudad se tuvieron que regresar a sus lugares de origen, pues al menos tenían seguro techo y comida. En Mesoamérica la plaga de la roya arruinó la economía del café y salvadoreños, mexicanos, guatemaltecos o chiapanecos emigraron a Estados Unidos en busca de trabajo. Seis años después están regresando poco a poco a las fincas cafetaleras.
La violencia de los cárteles delincuenciales colombianos, brasileños o mexicanos que extorsionan a diestra y siniestra es otra explicación al abandono de poblados o cultivos. Productores exitosos de aguacate, cítricos o frutas son sistemáticamente expoliados por grupos mafiosos locales en varios estados de México. Hoy día el cobro de piso se da incluso en la Colonia Condesa de la ciudad capital. Estos expolios también contribuyen a que se den los llamados desplazados. El caso actual más sonado es Chiapas filón de oro de quienes venden protección a migrantes de todo el mundo—.
Llevar personas hasta los Estados Unidos se ha vuelto desde hace años un gran negocio. No genera impuestos, no se exige recibo de honorarios y se paga en efectivo. No solo va a decaer, sino que seguirá en sólido crecimiento porque todos ganan a costa de la necesidad del migrante. Las autoridades se hacen de la vista gorda porque son parte de la cadena de protección que está a la venta. La precaria vigilancia en el territorio nacional rinde millonarios ingresos a una larga cadena de proveedores de servicios. Este “servicio” no garantiza llegar a buen puerto, pero es tal la necesidad de la gente que saca de toda su parentela fondos para pagar. Los accidentes en carretera, los mutilados o muertos por trenes en movimiento, los ahogados al tratar de cruzar a nado a Estados Unidos son tan frecuentes que ya los normalizamos con facilidad.
La invasión de migrantes parece ser que llegó para quedarse. Y es un tema tan espinoso que ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República ofrece propuesta alguna de solución. Todos evaden el tema. Mientras tanto, es un pingüe negocio para quien provee transporte, alimentos o techo a lo largo y ancho del país. Cientos son víctimas de extorsión o engaños para sacarles dinero. Un venezolano explicó que cruzar el territorio mexicano es más peligroso que atravesar las selvas del Darién en Panamá. El Presidente Petro de Colombia expresó en el foro de Naciones Unidas que la alta migración venezolana se origina en las sanciones norteamericanas.
Cuando le pregunté cuan rentable era para los istmeños el tránsito de tanto migrante, uno de ellos me hizo esta aseveración: “CON LAS EMPRESAS EOLICAS BEBIA CERVEZA, AHORA POR LOS PAGOS DE LOS MIGRANTES, TOMO PURO WISKHEY”. Y les puedo asegurar que será un negocio de muy largo plazo.
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