Carmen SÁNCHEZ*
Fotografías: Lizeth Arauz, Adolfo Pérez Butrón
CDMX.- Este día es un recordatorio de que la Violencia de Género no es un fenómeno impreciso, sino una realidad tangible y brutal que enfrentamos día a día, muchas veces en silencio, con miedo y estigmatización. La violencia ácida no solo destruye cuerpos, sino que intenta borrar nuestra dignidad y nuestras voces. Sin embargo, nosotras seguimos aquí, luchando por justicia, por un futuro donde ninguna mujer más sufra este tipo de violencia tan extrema.
Este 8 de marzo, en lugar de felicitaciones vacías, exigimos respeto, atención y acciones concretas que protejan nuestras vidas, que reconozcan nuestras heridas y, sobre todo, que detengan esta violencia que sigue cobrándose vidas y destruyendo a mujeres valientes.

Lejos de ser definidas por las cicatrices físicas, nosotras somos un símbolo de resistencia, porque nuestra lucha lo amerita. Hemos resistido con valentía y digna rabia, luchando incansablemente para que ninguna mujer más sufra una agresión como la nuestra. Algunas de nosotras nos hemos convertido en activistas, utilizando nuestras propias experiencias para sensibilizar a la sociedad y exigir cambios legislativos que garanticen sentencias ejemplares para los agresores.
Este 8 de marzo, una vez más, nos uniremos a la manifestación que se lleva a cabo en diferentes partes del país, para seguir visibilizando y exigiendo justicia para todas las mujeres que hemos sido víctimas de violencia. Hoy, quiero reconocer con mucho amor, cariño y sororidad a cada una de mis hermanas atacadas con ácido y sustancias químicas, por su valentía, su rabia y su compromiso que, día tras día, mantienen en resistencia, reafirmando el compromiso frente a la sociedad para erradicar la violencia contra las mujeres.
Cada una de ellas es madre, hija, hermana, amiga, que, a pesar de las adversidades, logramos transformar el dolor en acción y seguimos construyendo nuestros sueños, aportando a la sociedad. Hoy, rindo homenaje a cada una de las mujeres que resistimos a un país que quiere vernos calladas, pero nosotras seguimos alzando la voz con fuerza, con orgullo y con determinación. Porque nuestras cicatrices no nos definen, sino nuestra lucha incansable por justicia y libertad.

Doctora Claudia Sheinbaum
Las mujeres atacadas con ácido hemos sido visibilizadas por la sociedad, las instituciones y la violencia machista que prevalece en nuestro entorno. Hoy, alzo la voz con firmeza para exigir que se nos reconozca, se nos proteja y se nos garanticen nuestros derechos humanos, que podamos acceder a una economía autónoma a través de empleos dignos, y logremos sanar para reconstruir nuestras vidas. No solo existimos, sino que resistimos cada día, luchando por un futuro en el que no se nos silencie ni se nos margine. Le solicitamos su ayuda y compromiso para garantizar que jamás se nos vuelvan a ignorar, que nuestras historias sean escuchadas y que se nos brinden las herramientas necesarias para vivir en una sociedad libre de violencia.

* Sobreviviente de ataque con ácido, impulsora de la Ley Ácida en México y Fundadora de la Fundación Carmen Sánchez que brinda atención integral a mujeres atacadas con ácido.






