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CARPE DIEM

Los buitres carroñeros no están en la prensa

NÉSTOR Y. SÁNCHEZ ISLAS                                                                      nestoryuri@yahoo.com

El asesinato del popular alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, provocó la
crisis más fuerte que ha tenido el segundo piso del populismo mexicano. La
presidenta no encontró mejor forma de defenderse que culpar a los medios y de
pedir se investigaran las publicaciones en las redes sociales porque, desde su
óptica, son parte de una conspiración de la derecha en su contra. No faltó culpar a
Calderón y a Peña Nieto, pero no tocó de ninguna manera a AMLO, quien la
antecedió y a quien muchos mexicanos consideramos como aliado del crimen
organizado.
La presidenta no soportó ver las protestas callejeras, las velas y las flores por el
alcalde asesinado y la tormenta desatada en las redes sociales. Para ella, los medios
y los reporteros que la criticaron son buitres carroñeros. No mostró empatía por la
víctima, ni compromiso con la justicia. Con sus frases cortantes, pero reveladoras,
la presidenta no solo descalificó a la prensa, sino que desvela claramente su deriva
autoritaria.
La prensa libre cumple con su papel de informar y no de servir al poder. La
indignación nacional mostrada en calles y redes sociales son una realidad que nadie
puede ocultar, a excepción de las plumas oportunistas afines al régimen, mientras
ustedes les paguen. El intento de silenciar a la prensa y las redes sociales no es más
que seguir demoliendo lo poco que queda de la democracia mexicana.
Francisco Zarco, periodista liberal del siglo XIX y uno de los grandes defensores de
la libertad de prensa en México, escribió: “La libertad de escribir es la salvaguarda
de todas las libertades.” Lo entendió en una época en que los gobiernos censuraban
periódicos, clausuraban imprentas y perseguían a quienes se atrevían a denunciar
los abusos del poder. Ha transcurrido un siglo y medio desde entonces y, esa
advertencia conserva su vigencia, porque sin periodismo libre, no hay contrapeso y,
sin contrapesos, el poder se pudre y lo contagia.
La presidenta se enoja con los mensajeros como si el asesinato del alcalde de
Uruapan sea un hecho aislado. No es así, ese crimen es ya parte de la cotidianidad
de la política y su colusión con el crimen. No solo alcaldes, sino policías, gente de la
calle y, por supuesto periodistas son blanco de amenazas y ataques desde el crimen
organizado y, ahora también desde la máxima tribuna del país.
Señora presidenta, señores funcionarios y políticos, la prensa no comete los
asesinatos; los narra, los documenta, los visibiliza y da nombre a las víctimas.
Gracias a la prensa, el tiempo no ha borrado los nombres de los miles de muertos y
desaparecidos de este enorme cementerio que es México. Lo que ustedes llaman
amarillismo suele ser la realidad de todos nosotros, la crudeza con que enfrentamos
nuestro día a día. Señora presidenta, donde usted ve buitres nosotros vemos el

cadáver que es el Estado incapaz de protegernos y cumplir con sus obligaciones.
Ese Estado putrefacto es que atrae buitres, no la prensa.
Ricardo Flores Magón, en los albores del siglo XX, fue encarcelado y perseguido
precisamente por escribir contra la represión y la corrupción. Desde su exilio
escribió: “La prensa libre es la mirada de la nación; apagarla es condenar al pueblo
a la ceguera.” Sus palabras, hoy más actuales que nunca, son una advertencia para
el presente. Porque la tentación autoritaria no desapareció: solo cambió de rostro,
de partido y de discurso.
La presidenta está en todo su derecho de defender a su gobierno, pero no hacerlo a
través de la denostación, de la descalificación y la estigmatización de todo un
gremio que cumple con informar, con dar voz a los que no la tienen y en exhibir
todo aquello que el gobierno quiere ocultar. Fomentar el odio contra la prensa es el
caldo de cultivo de la desinformación, que ni a usted ni a nadie le favorece. La
libertad de prensa no es una graciosa concesión, es un derecho ganado por todos
los mexicanos y la defensa de ésta no debería depender de la simpatía ideológica de
quien ostente el poder.
Más que odiar a la prensa, los autócratas odian la verdad. Nada hay peor para ellos
que haya alguien que disienta con su versión de la realidad. Disfrutan polarizando y
convertir la vida en una dicotomía en donde ellos son quienes siempre estarán del
lado correcto de la historia; falso.
Señora presidenta, usted desea ver buitres y carroña en dónde hay crítica. Debe
buscarla en la cúpula de su partido, en funcionarios de su gobierno, en
congresistas, gobernadores y presidentes municipales a lo largo y ancho del país. Si
usted le pierde el respeto a la crítica, la gente perderá el derecho a la verdad. Hoy,
ante el asesinato del alcalde Manzo y la agresión verbal desde el poder, la pregunta
no es solo quién lo mató, sino qué tanto de nuestra democracia fue también
asesinada.
nestoryuri@yahoo.com

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